Zintzuntzan, Mich. Con la presencia del Gobernador, Alfredo Ramírez Bedolla y su señora esposa Lic. Grisel Tello; así como de Roberto E. Monroy García, Secretario de Turismo y Dra. Gabriela Desireé Molina Aguilar, Secretaria de Cultura, el Presidente Municipal, Dr. Manuel Gálvez Sánchez acompañado por su esposa Mtra. Ximena Silva Ochoa, Presidenta del DIF y la Sindica Municipal, C. Karla Teresa Hinojosa Pérez, se dio inicio a la magna fiesta K’uinchekua 2022, que ofreció un sinnúmero de expresiones culturales del estado, quien fue un anfitrión amable, hospitalario y cálido con los asistentes que tuvieron oportunidad de ser testigos de uno de los eventos más coloridos de esta república.
Pasadas las 20:00 horas se dio la inauguración de K’uínchekua, mismo que tuvo lugar en la zona arqueológica de las Yácatas de Tzintzuntzan una bella localidad enmarcada en el estado michoacano y que esta ocasión dejó claro porque la zona es una de las más reconocidas en el extranjero gracias a sus bellezas. Un festín a los sentidos, danzas, tradición, historia, olores, sentidos, colores, música y diversas expresiones que son representativas de Michoacán.
Con presencia de medios locales y foráneos, se dio por iniciada esta gran fiesta que pretende brindar al espectador una experiencia inmersiva que impulse un valor agregado a la riqueza de un pueblo que aun en la adversidad ha permanecido de pie y que por cierto realiza este evento en la mencionada zona desde hace 40 años pero que ahora pretende llegar a cada rincón de la república y el extranjero. Es 2022 el año en que K’uinchekua se transforma no solo en parte de la tradición sino en un producto turístico-cultural integral, donde con estricto apego y respeto a las costumbres de pueblos y comunidades, se abre a una cantidad mayor de personas.
Con una duración de 3 horas que debido a la versatilidad de los números se convierte en 3 minutos en este Festival podemos ser testigo de la diversidad cultural de un pueblo que ha defendido su hegemonía y cosmovisión que sigue de pie a pesar de los múltiples conflictos sociales que enfrentó en la última década pero que cabe mencionar durante esta noche se percibía en total calma y con un clima de seguridad excepcional que logra que el visitante sienta como estar en casa gracias al trabajo colaborativo de diversas instancias como la Secretaría de Turismo, la Secretaría de Cultura, el Instituto Nacional de Antropología e Historia y la sociedad civil a través de músicos, danzantes y otros personajes que a su vez se sumaron al trabajo del Ayuntamiento y pueblo de Tzintzuntzan.
Al iniciar el recorrido visual se dio paso con un espectacular juego de luces y drones que iluminaron Las Yácatas de Tzintzuntzan, mismas que fueron usadas como un espacio ritual y sagrado en el corazón del pueblo purépecha que dio muestra de la realización del juego de pelota cuyo nombre en idioma purépecha es Uárukua Chanakua o pasarutakua, un deporte que le ha abierto la puerta al mundo a otras diversiones autóctonas y tradicionales,
Durante la inmersión y con las Yácatas de fondo iluminadas con una tenue luz neón proyectando un simbolismo profundo y mágico, se contó que el juego de pelota purépecha conmemoraba el nacimiento del sol y a la vez, fue creado con la intención de lograr el equilibrio del cosmos y de la tierra de los dioses, dicho juego era conocido como uarhukua chanakua o pasarutakua, el juego de pelota purépecha es una tradición que data desde hace más de 3.500 años, donde lo mítico y lo simbólico, se anteponían a lo que pudiera considerarse una simple actividad social y recreativa.
Durante esta mágica noche los jugadores varones y mujeres se enfrentaron con una pelota de trapo llamada zapandukua, que desde su tradición aseguran fue creada cuando el nacimiento del planeta Marte desencadenó catástrofes naturales contra la tierra, sin embargo, cuando se ejecutaba con la pelota encendida, tal y como ocurrió en la inauguración de K’uinchekua 2022 aseguran que se trata del paso del sol por la esfera celeste o la lucha entre las tinieblas de la noche y la luz del día.
Fue así que durante 3 horas, alrededor de 250 artistas michoacanos presentaron diversos episodios de la tradición de los pueblos originarios, tales como los festejos religiosos, el corpus, las fiestas patronales, sus rituales y ceremonias, esta vez concentrado en un solo escenario que además recibió la magnífica voz del tenor Juan del Bosco, quien cimbró con su potente voz el escenario más grande del estado que fue iluminado con una pantalla para videomapping de mil 200 metros cuadrados.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando Nana Paula ejecuto junto con sus compañeros una danza propia del estado dejando en claro que para vivir la vida no importa la edad y es que a sus 103 años ejecuto su danza de manera magistral, lo que le valió la ovación del respetable. Destacó la presentación de la danza de los Kúrpites de San Juan Nuevo, Los Nocheros de Nurío, viejitos de Jarácuaro, la Orquesta Filarmónica Tzintzuni, los conjuntos de Tamborita de Ajuchitlán y de Arpa Grande El Lindero, también destacó la danza de las Panaderas de Tarecuato, mismas que al final de su número arrojaron pan tradicional a los presentes.
Además hizo acto de presencia el coro de Santa Fe de la Laguna, la danza del Pescado, que por cierto encantó con su luminosidad y movimientos que entusiasmaron a los asistentes quienbes experimentaron el frio a su máxima expresión, pero que no fue impedimento para seguir presenciando tan bellos números. También se dejó ver la Orquesta de cuerdas Corcovi, de Charapan; la orquesta Antigua de Quinceo, de Paracho, y el Grupo Erandi. Además estuvieron acompañando en las expresiones tradicionales la banda infantil de Tiríndaro, la danza de los Tlahualiles, los Toritos de Petate y el Mariachi Juvenil Galleros, quienes al final invitaron al respetable al festín que al mismo tiempo fue adornado en el cielo con un equipo de drones y un juego de luces pirotécnicas que cerraron esta gran noche.
La ceremonia Kurhíkuaeri K’uínchekua, es una celebración de renacimiento de la cultura purépecha, en la época actual, la ceremonia se encuentra relacionada al solsticio de invierno, tiempo en que los pueblos p’urhé celebran al sol y al inicio del nuevo ciclo agrícola, registrándose en el cenit del paso de la constelación de Orión (Arado Joskua). Etimológicamente, deriva de la palabra “kurhíkua”, que significa “fuego” y “eueri” de “eri” que quiere decir “somos” (genitivo), es decir, Kurhíkuaeri expresa las palabras: “somos fuego”.