Hoy en día las relaciones de pareja parecieran desechables, el compromiso de las nuevas generaciones y no tan nuevas, no existe, es más fácil delegar o tirar responsabilidades al abismo y ahí es donde cabe la frase “el matrimonio está en peligro de extinción”
Si cada quien mirara sus raíces, se encontraría con historias de lucha, de fortaleza, de apoyo incondicional que nos hablan de tempestades superadas y de gloriosas victorias que dieron como resultado el que hoy una pareja pueda estar junta.
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Este es el caso de Amelia Graciela Sánchez Ávila y Esteban Dehesa Leyva, que éste 14 de diciembre cumplieron 70 años de casados, algo que dicho en palabra se dice fácil pero es más que una vida, un compromiso.
Los sentimientos, emociones y decisiones compartidas, son un mar de secretos que los han mantenido de pie para seguir el largo camino que han recorrido hasta este día.
A la edad de 15 y 16 años los aún niños jugaban en un patio común donde poco a poco se conocieron y sin darse cuenta nació un amor que sin duda muchos podrían decir que no sería para siempre.
70 años han pasado, 7 hijos, 14 nietos, 9 bis nietos más parejas de hijos y nietos da un total de 44 miembros directos del gran árbol que encabezan esta gran pareja que en medio de un brote de pandemia no solo ha sobrevivido a este difícil momento histórico, sino que aunado a ello han visto un México distinto en cada época.
Durante este tiempo han enfrentado miles de problemas, sufrimientos, angustias, carencias, tristezas pero con la firmeza de tener el respaldo de una pareja incondicional.
La tierra fue parte fundamental de este gran árbol ya que Amelia y Esteban hasta hoy en día a la edad de 85 y 86 años (respectivamente) la trabajan y la aman como muy pocos ya que este amor lo trasladan cual bella analogía al sembrar en sus hijos las virtudes que los hacen ser una gran pareja.
Llegaron a sus 70 años de bodas, hoy todos los momentos buenos y malos son incontables, pero al mirar de frente ahora en la nueva normalidad a su gran legado se asoma sutilmente los instantes vividos con cada uno de ellos.
Esta celebración tuvo un tinte diferente al estar reunidos por una pantalla, pantalla que luce fría pero que sin duda fue cómplice para compartir todos los sentimientos y emociones que se pueden desbordar ante tan gran festejo, tal y como ha ocurrido con miles de seres humanos en el mundo, que lo mismo han visto nacer a un nuevo miembro de la familia, que morir a otros tantos. .“Regala amor y no muerte” una frase que hoy en día suena muy fuerte pero que en esta celebración fue fundamental para demostrar el amor a distancia con la misma intensidad que cuando podemos sentirnos, como cuándo podemos abrazarnos.
Abuelos modernos usando las plataformas modernas, aguantando la terrible pandemia, pero tradicionales a la hora de seguir educando, formando con amor, valores y el gran ejemplo a cada uno de sus descendientes. “Felicidades al amor, felicidades a la vida” y felicidades a aquellos que como Doña Amelia y Don Estaban nos demuestran con hechos que el amor da calor a todo, incluso a una pantalla fría de monitor que nos hace sentir unidos.
Felicidades señores padres míos. Tristeza de no poder estrecharlos pero feliz de tenerlos. Gracias por darme la oportunidad de vivir..