Joe Biden quiere abrir “una nueva era de diplomacia sin tregua” y “de paz” en el mundo tras la retirada de Afganistán y asegura que Estados Unidos no busca “una nueva guerra fría” con China, aunque se mantiene la advertencia de no violar los derechos fundamentales. Este es su mensaje, en su debut como Presidente, ante la Asamblea General de la ONU, que comenzó el lunes 21 de septiembre en asistencia tras el inicio de la pandemia. Debut también del Presidente iraní Ebrahim Raisi. Por su parte, Xi Jin Ping también habló de multilateralismo y confrontación. Importante el llamamiento que hizo el Secretario General de la ONU, António Guterres, sobre le riesgo de numerosas amenazas entre Estados Unidos y China.
El trasfondo de la crisis en Afganistán
En cuanto a Afganistán, los talibanes han hecho un llamamiento a la acción, y han hecho saber que han nombrado a su portavoz en Doha, Suhail Shaheen, como embajador de Afganistán. La asamblea dura hasta el próximo lunes. Junto con las imágenes del atentado en el Capitolio, lo ocurrido es la señal del fin de la credibilidad de la hegemonía estadounidense dentro y fuera del país. “Los Estados Unidos – precisó – no han abandonado Afganistán, sino que fueron expulsados”.
Dos visiones diferentes y el llamamiento de Guterres
El Presidente de EE.UU., Biden, adoptó una postura multilateralista, destacando la importancia de las alianzas. Empezando por la “fundamental” – dice – con la UE. Competencia, no conflicto. Pero una firme defensa de la democracia. China no invadirá ni buscará la hegemonía, dijo el Presidente, definiendo a Pekín como un constructor de la paz mundial, un contribuyente al desarrollo global, un defensor del orden internacional y un proveedor de bienes públicos. China tiene la intención de perseguir la paz y el desarrollo mundiales en el espíritu del multilateralismo, añadió. “Las diferencias entre países pueden abordarse con respeto mutuo e igualdad. El éxito de un país no debe coincidir con el fracaso de otro”.
Fue el Secretario General de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, quien hizo un llamamiento a Washington y Pekín: “El mundo nunca ha estado más amenazado”, había dicho poco antes en la apertura de la Asamblea, explicando el riesgo de un choque entre dos conjuntos diferentes de reglas económicas, comerciales, financieras y tecnológicas. “Una receta para los problemas”, advirtió el jefe de la ONU, antes de citar la pesadilla del calentamiento global, las convulsiones desde Afganistán hasta Etiopía y Yemen, pero también la ola de desconfianza y desinformación que impregna la actualidad.
La cuestión nuclear iraní
Mientras tanto y en paralelo a los trabajos de la ONU, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Teherán, Saeed Khatibzadeh, explicó que las conversaciones en Viena entre Irán y las potencias internacionales, suspendidas anteriormente por la elección de Raisi, se reanudarán “en las próximas semanas”: “Cada reunión requiere una coordinación previa y la preparación de una agenda”. Hasta ahora se han celebrado seis rondas de negociaciones en la capital austriaca. Sin embargo, durante la semana de la Asamblea General de la ONU, el ministro de Asuntos Exteriores iraní mantendrá reuniones bilaterales con sus homólogos de los países que forman parte del acuerdo nuclear, pero no habrá una reunión de toda la Comisión Conjunta del JCPOA. El Alto Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, también confirmó que los jefes de la diplomacia de Gran Bretaña, China, Francia, Alemania y Rusia no se reunirán con sus homólogos iraníes. “Algunos años sucede, otros no. No está en la agenda”, reiteró, señalando, sin embargo, que “lo importante no es esta reunión ministerial, sino la voluntad de todas las partes de reanudar las negociaciones en Viena”.
El Presidente estadounidense, Joe Biden, aseguró desde el podio de la ONU que Estados Unidos estaba dispuesto a volver al acuerdo nuclear iraní si Teherán hacía lo mismo, pero dijo que Estados Unidos seguía comprometido a impedir que la República Islámica tuviera un arma nuclear. Washington, explicó, además, está “trabajando” con China, Francia, Rusia, Gran Bretaña y Alemania para “comprometer diplomáticamente a Irán y tratar de volver al acuerdo nuclear que Estados Unidos abandonó en 2018 durante la administración de Donald Trump”.