Mujeres de diversas disciplinas consideraron que el sector femenino avanza en su lucha por lograr una sociedad más justa e igualitaria, a través del feminismo. Sin embargo, es una tarea que debe continuar ya que hay diversos rubros donde aún existen tareas pendientes por completar.
Amneris Chaparro Martínez, del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), destacó que la fecha 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, no se puede pensar sin la lucha feminista, la cual en los últimos cinco años presenta un nuevo impulso, que no es espontáneo, porque tiene sus antecedentes en la cultura política del país y el incremento de los feminicidios.
“Cuando vemos las manifestaciones y las actividades en el marco del 8 de marzo lo que vemos es el feminismo mexicano vivo, con múltiples caras y protagonistas en foros en línea, y no en línea, que exigen cosas que son parte de la agenda”, comentó la especialista al participar en la mesa “8 de marzo ¿Motivo de Celebración?”, organizada por la Coordinación de Humanidades de la UNAM.
Feminismo vivo
La investigadora estimó necesario desbancar aquellos mitos que contribuyen a perpetuar la desigualdad, y generar cambios a nivel individual y en las estructuras sociales; es decir, en la familia, escuela, universidades y gobiernos. “Ahí hay prácticas normalizadas donde se enfatizan las diferencias entre hombres y mujeres, que pueden ser muy perniciosas”, señaló.
A su vez, Jessica Méndez Mercado, estudiante de doctorado en el Instituto Mora, refirió que aun con el paso del tiempo el trato y la situación de trabajo para un número importante de mujeres son similares a las que dieron origen a la conmemoración.
“En México lo vimos en 1985 y 2017 con los sismos, la condición en la que están las trabajadoras textiles. Es importante porque las condiciones no han cambiado, pese a 100 años de lucha vemos que se siguen repitiendo estos patrones. Eso nos da una pista de por qué es importante conmemorar el día de la mujer y recordarnos que las mujeres aún tienen condiciones en las que no se respetan sus derechos”, señaló la socióloga por la UAM.
De acuerdo con cifras del reciente Censo de Población y Vivienda 2020, casi 33 por ciento de los hogares en México son liderados por una mujer, situación que se incrementó a partir del año 2000: en 2010, por ejemplo, 6.9 millones de hogares tenían una jefa de familia; en 2020 el número aumentó a 11.4 millones.
Ana Celia Chapa Romero, de la Facultad de Psicología, destacó que además ellas toman las decisiones. Antes se consideraba que este grupo se conformaba principalmente por viudas; hoy, un número importante elige ser madre soltera o quedarse a cargo de sus familias. Otras más se ven obligadas a tomar este papel debido a crisis económicas, o por situaciones de abandono, viudez o migración.
También en la actualidad una cantidad importante alcanzó mayor nivel de escolaridad, y ha disminuido la fecundidad, abundó la universitaria en la mesa “Las jefas de familia”, que formó parte de la “Jornada #8M Un día para todas y todos”, organizada por la Dirección General de Divulgación de las Humanidades de la UNAM.
A diferencia de los hombres, abundó, se encontró que las mujeres dedican su salario a cubrir las necesidades de su familia. Además, cuando un hogar está dirigido por una mujer existe mayor equidad en la realización de las tareas domésticas y se viven menores índices de violencia.
Para Edith Ortíz Romero, académica del Centro de Investigaciones y Estudios de Género, ser jefa de familia tiene que ver con “ser la encargada de llevar dinero al hogar para pagar servicios (agua, luz, renta, internet), alimentos, colegiaturas y materiales escolares, para actividades recreativas y deportivas, atención de la salud (consultas, terapias, medicamentos), etcétera”, lo cual varía en zonas urbanas o rurales, por ejemplo.
En 2018, recordó, 27 de cada 100 hogares era dirigido por mujeres; en 2020, fueron 33 de cada 100; del total, 70 por ciento son solteras; varias asumen el rol de jefas de familia por necesidades y carencias en su hogar.
La tasa de participación femenina en el mercado laboral es de 45 por ciento, contra 76 por ciento de los hombres; con frecuencia ellas ingresan a empleos precarios, informales, con jornadas laborales que deben compatibilizar con el trabajo doméstico y de cuidados, que no son remunerados.
Vivir sin violencia
Alma Patricia Piñones Vázquez, investigadora del Programa Universitario de Derechos Humanos (PUDH) de la UNAM, dictó la conferencia “Los derechos de las mujeres” en la cual indicó:
En la Ciudad de México de cada 10 mujeres tres han sido víctimas de violencia emocional y dos de tipo económica; hoy se habla que 11 al día son víctimas de feminicidio, razón por lo cual insistió en que todas tienen derecho a vivir una vida libre de violencia.
Para erradicar la violencia, indicó, es imprescindible que se convierta en un objetivo central de las agendas institucionales, gubernamentales y académicas; implementar acciones para acabar con la impunidad, avanzar hacia una política pública que subraye la obligación del Estado y de sus instituciones para protegerlas contra la violencia. Se requieren también recursos humanos, técnicos y financieros que permitan, a partir de distintos ámbitos prevenir, atender, sancionar y, por tanto, erradicar la violencia.