Con el transporte mundial en una encrucijada, los líderes gubernamentales, los expertos de sector industrial y los grupos de la sociedad civil se reúnen en Pekín en una conferencia de la ONU para trazar el camino hacia un futuro más sostenible para el sector y una mayor acción para afrontar el cambio climático.
“En los próximos nueve años debe producirse un cambio global hacia las energías renovables. El transporte sostenible es fundamental para esa transformación”, con estas palabras inauguró este jueves el Secretario General de la ONU la Conferencia de dos días sobre el Transporte Sostenible, que arrancó este jueves en la capital de China.
La Conferencia de la ONU examina cómo el transporte puede contribuir a la respuesta climática, el crecimiento económico y el desarrollo sostenible, y se celebra pocas semanas antes de la Conferencia sobre el Clima (COP26), que tendrá lugar en la ciudad escocesa de Glasgow.
En su discurso de apertura, el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, subrayó lo que está en juego.
“El transporte, que representa más de una cuarta parte de los gases de efecto invernadero a nivel mundial, es clave para ir por el buen camino. Debemos descarbonizar todos los medios de transporte para llegar a cero emisiones netas en 2050 en todo el mundo”, dijo.
El cambio hacia un transporte sostenible podría suponer un ahorro de 70 billones de dólares para 2050, según el Banco Mundial. Un mejor acceso a las carreteras podría ayudar a África a autoabastecerse de alimentos y crear un mercado regional de alimentos por valor de 1 billón de dólares para finales de la década.
La pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto que el transporte es “mucho más que un medio para llevar a las personas y las mercancías de un punto a otro”, dijo el titular de la ONU. De hecho, el transporte es fundamental para la aplicación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el cambio climático, que estaban ya “muy mal encaminados” antes de la crisis sanitaria.
La descarbonización del transporte requiere que los países aborden las emisiones del transporte marítimo y la aviación, ya que los compromisos actuales no están en línea con el Acuerdo de París. Las prioridades en este sentido incluyen la eliminación progresiva de la producción de vehículos con motor de combustión interna para 2040, mientras que los buques con cero emisiones “deben ser la opción por defecto” para el sector del transporte marítimo.
“Todas las partes interesadas tienen un papel que desempeñar, desde los individuos que cambian sus hábitos de viaje hasta las empresas que transforman su huella de carbono”, dijo el Secretario General.
Instó a los gobiernos, además, a incentivar el transporte limpio, por ejemplo, a través de normas reglamentarias e impuestos, y a imponer una regulación más estricta de las infraestructuras y la contratación.