Una visita histórica. Desde las autoridades iraquíes hasta la prensa internacional, desde los líderes mundiales -empezando por el Presidente de los Estados Unidos Joe Biden- hasta los líderes religiosos, pasando por los numerosos tweets: esta definición del viaje apostólico del Papa a Iraq va y viene con mucha frecuencia. En una etapa marcada por una pandemia mundial, con un mundo herido que no encuentra salida a largo plazo y que vive con incertidumbres, el Papa va a uno de los países más heridos en los últimos 20 años, que ha sufrido una época de atentados y masacres, para mostrar que el renacimiento es posible. No con las armas, que sólo destruyen, sino con el perdón, el amor, el diálogo. Un viaje que, por tanto, no dejó indiferente.
El Presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, también calificó la visita de “histórica”, escribiendo sobre lo que había hecho Francisco: “Envió un importante mensaje de que la fraternidad es más duradera que el fratricidio, que la esperanza es más poderosa que la muerte, que la paz es más poderosa que la guerra”. Biden se hace eco de algunas de las palabras que el Papa dirigió en Mosul, allí donde el autodenominado Estado Islámico ondeó su bandera de muerte y terror. “Es un símbolo de esperanza para todo el mundo ver al Papa Francisco visitando antiguos lugares religiosos”, comentó el presidente estadounidense, citando también el encuentro en Nayaf entre el Pontífice y el Gran Ayatolá Ali Al-Sistani junto con la oración en Mosul. “Sigo -subrayó Biden- admirando al Papa Francisco por su compromiso con la promoción de la tolerancia religiosa, los lazos comunes de nuestra humanidad y el entendimiento entre credos”.
Y si de la Iglesia iraquí llegan mensajes de profunda alegría y esperanza, las autoridades iraquíes también expresan su agradecimiento. En un tweet en italiano, el presidente iraquí, Barham Salih, dirigiéndose al Papa, dijo que había traído “un gran mensaje de humanidad y solidaridad con nuestro país” y que “su presencia, signo de paz y amor, permanecerá para siempre en el corazón de todos los iraquíes”.
Por su parte, el primer ministro iraquí, Mustafá al-Kadhimi, habla de “consenso nacional” y apela al “diálogo nacional” por el bien de Iraq tras la visita del Papa Francisco: el país, señaló, “tiene una oportunidad real de restaurar su papel histórico en la región y en el mundo, a pesar de los obstáculos y desafíos”. Un llamamiento al “diálogo nacional”, el del Primer Ministro, al que el Presidente de la Región del Kurdistán iraquí, Nechirvan Barzani, da su apoyo, “para llegar a un acuerdo definitivo y encontrar soluciones a los problemas de la Región del Kurdistán con el gobierno federal iraquí en el respeto de la Constitución”. Ayer, al dar la bienvenida al Papa, Barzani había dicho que se sentía honrado de recibirlo, reiterando su “compromiso duradero con la paz, la libertad religiosa y la fraternidad”.
Los elogios a la visita del Papa, especialmente en referencia al encuentro con el ayatolá Al Sistani, llegaron desde Irán. Amplio espacio en los medios de comunicación iraníes destacando la importancia de esta reunión para la paz. “Muy positivo y muy importante”, define el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Saeed Khatibzadeh, en el primer comentario de Teherán sobre el viaje del Papa. La visita, añadió el portavoz, desempeñó un papel “constructivo” en el esfuerzo por contribuir a un “Iraq pacífico y seguro” y “la reunión con la alta autoridad religiosa de Iraq, mostró a su manera el diálogo interreligioso y el acercamiento entre religiones”.
“Roma acoge y saluda calurosamente a su obispo a su regreso del histórico Viaje Apostólico a Iraq, el primero de un Pontífice a ese país, cuna de una floreciente civilización pero tan dramáticamente marcado en las últimas décadas por la violencia, la destrucción y el dolor”, escribió en un mensaje el presidente italiano Sergio Mattarella. El Jefe de Estado también destacó las palabras de esperanza y consuelo para los cristianos y todos los creyentes pronunciadas en Iraq, “renovando con la máxima autoridad un llamamiento al respeto de los derechos humanos, la protección de las minorías y el reconocimiento de la plena ciudadanía como bases de una convivencia civil pacífica y un diálogo interreligioso fructífero”.
La Iglesia en el mundo también expresa su gratitud por la visita del Papa a la sufrida comunidad de cristianos en Iraq. Desde el CELAM, el Consejo Episcopal Latinoamericano, se destaca que el Pontífice se presentó como “un peregrino de la fraternidad universal”. “Su visita – se lee – será un instrumento que, sin duda, alentará y animará la fe de esta Iglesia perseguida y sufrida”. El Consejo de Iglesias de Oriente Medio habla de “una visita bendecida”: ofrece una oportunidad de “reconciliación entre hermanos en una sociedad rica en recursos e innovación, después de haber sido distanciados unos de otros por las guerras y las transformaciones globales”.