El enviado especial de la ONU para Siria expresó este jueves su creciente preocupación por la evolución de la situación en el sur del país árabe que sufre una escalada de violencia y reiteró una vez más la necesidad de un alto el fuego en todo el país.
Geir O. Pedersen explicó que el aumento de las hostilidades incluye intensos bombardeos y un incremento de los enfrentamientos terrestres que han provocado víctimas civiles, así como daños en las infraestructuras.
Pedersen destacó que miles de civiles se han visto obligados a huir del distrito de Daraa al-Balad, la población civil sufre una grave escasez de combustible, gas, agua y pan, y escasea la asistencia médica para tratar a los heridos.
Al mismo tiempo, continúan las tensiones en otras partes de Siria, con una notable escalada de la violencia en el noroeste del país; y persisten múltiples problemas de seguridad del agua en el noreste.
El enviado especial reiteró los llamamientos que hizo en su declaración del 31 de julio donde pedía el fin inmediato de la violencia y que todas las partes respeten el principio de protección de los civiles y los bienes civiles, de acuerdo con el derecho internacional humanitario.