“En tiempos tan oscuros nacen falsos profetas”, dice el tema 7 Crisantemos de Joaquín Sabina, recién citado por el Doctor López Gatell (caso aparte). Este es el caso de “Las Juanitas”, nombre que se le ha dado a las legisladoras que han renunciado a un cargo de elección popular para dar espacio a sus suplentes o a otros hombres miembros de su partido, ¿Pero qué es esto?, ¿Qué es lo que está causando indignación entre los involucrados?, ¿no es acaso otro reflejo social de la misma “protección” que durante años hemos ejercido las mujeres para encubrir actos deleznables en el género masculino?
En tanto la semana pasada este fenómeno ocurrido en más de 50 posiciones que deberían ser ocupadas por mujeres en el estado de Chiapas, a ellas se les ha llamado “Manuelitas” haciendo una clara alusión al gobernador, senador con licencia del estado, Manuel Velasco Coello. ¿Qué pasaría si también se sancionara a las mujeres que presten su nombre en favor de un hombre para que sea él y no ellas quien ocupe un espacio en cualquier órgano de gobierno?
“El término “Juanitas” se acuñó después de que Rafael Acosta “Juanito” renunciara a su cargo como jefe delegacional de Iztapalapa para dejar a su lugar a Clara Brugada, en aquel entonces, septiembre 2009, varias mujeres solicitaron también licencia a su cargo en el Congreso Federal para dar espacio a sus suplentes, fueron 12 en total, lo que dañó gravemente la paridad de género, violentó la decisión de los electores y puso por primera vez en evidencia lo fácil que es darle la vuelta a las disposiciones legales”, así lo relata un artículo publicado por Forbes.
Una década después nuevas “Juanitas” se dejan ver en el estado de Chiapas en donde se han denunciado que al menos 43 diputados locales y regidoras en varios municipios de Chiapas y varias legisladoras plurinominales fueron presionadas a renunciar y dejarle su lugar a un hombre. Sin embargo, la historia hoy no es la misma, hay una diferencia importante y hay que aplaudirla, en esta ocasión la autoridad electoral aprobó un punto de acuerdo para que se redistribuyan y reasignen los espacios políticos para mujeres.
Esta vez queda clara la participación activa de la autoridad federal electoral para atraer el caso y promover una solución con perspectiva de género.