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Sueño Vagabundo: El conejo que cayó de la luna a las pantallas.

Por: Álvaro Morales

La pandemia del Coronavirus fue un cambio radical en la forma de vivir de todas las personas del mundo, así como en sus profesiones. La llegada de una cuarentena forzada a nivel mundial provocó la necesidad de encontrar nuevas maneras de definir los espacios educativos y laborales, en un mundo que debía de encontrar la forma de que sus engranajes no dejasen de girar, incluso estando la mayor parte de la población encerrada en sus casas.

Entre todas las industrias, una de las más afectadas fue la del entretenimiento cultural, que tras depender por toda su existencia de la asistencia de sus audiencias, repentinamente se vio en la imperiosa necesidad de trasladar sus eventos a un contexto de encierro domiciliario. El teatro experimentó durante el 2020 con los eventos por streaming, con bastante éxito, pero la posibilidad y la ambición de hacer algo más seguía estando ahí; así fue como la adaptación de Sueño Vagabundo cinematográfica, una obra de Emmanuel Fragoso, nació.

“Sueño Vagabundo es una obra que alude a los sueños como posibilidad de ser, juega con la fantasía, con la ilusión, el desamor, la esperanza, las fragilidades, y la manera de contar todo esto es a través de la historia del conejo que se cayó de la Luna y su afán de regresar a casa. Para este proyecto que fue apoyado por el FONCA, la intención era extrapolar esta pieza en términos de lenguaje cinematográfico”, señaló el creador de la historia.

Inspirada en la historia del conejo que se puede ver en la superficie de la luna, Sueño Vagabundo se centra en lo que pasa cuando el conejo, interpretado por el mismo Fragoso, se cae de su hogar y tiene que encontrar la forma de regresar. La obra que ya llevaba varios años de ser interpretada en los escenarios, fue escogida por una convocatoria del gobierno para ser llevada a la pantalla.

“Me imaginaba estos personajes salidos de los cuadros de Leonora Carrington. También tengo la inspiración de este Neil Gaiman, un artista gráfico que tiene una historia llamada “The Sandman”, en donde habla del señor de los sueños. Hay una parte muy específica que a mí me atrapó, que habla del sueño como posibilidad de ser. Cuando empiezo a leer e indagar, me doy cuenta que toda esta cuestión que se va manejando de los sueños como posibilidad de ser, tiene que ver mucho que ver con las cuestiones que manejar el surrealismo, en específico la de los sueños en donde ponen estos universos de cabeza”, comentó Fragoso acerca de la inspiración original de la obra.

Para llevar esta historia a las pantallas de la audiencia, Fragoso, en colaboración con Ernesto Mendoza, encargado de la adaptación cinematográfica, viajó al Valle de las Piedras Encimadas en Zacatlán, Puebla, lugar que ambos consideraron perfecto para capturar la estética surrealista de la obra. Mendoza comentó acerca de las dificultades de retratar una puesta en escena como esta en pantalla.

“Fue lo más complicado del universo. Con los recursos que teníamos, que realmente fueron bastante limitados. Este proceso se llevó a través del ingenio, esta cosa donde explotas tu creatividad de la mejor manera, porque haces lo que puedes con lo que tienes. Las cosas que se lograron fueron fantásticas. Creo que este proyecto fue muy afortunado, no porque tuviera las herramientas en un inicio para poder hacer las cosas, sino porque fuimos adecuándolas con lo que teníamos. En ese sentido, pasar algo del escenario al cine parece cosa fácil, pero requiere un compromiso mucho más grande. El proceso que se hizo con este trabajo fue meternos en el escenario, y pudimos ver mucho más de cerca a los actuantes, a los movimientos. Todo se ve de una manera mucho más microscópica”, apuntó el cineasta.

 “El intento que queríamos lograr era trasladar todo este universo surrealista, que en el teatro puede generarse a partir de la ficción, de la imaginación, aquí en cámara lo das de una manera mucho más digerida. Tienes un background establecido que te genera una época, una atmósfera, una situación. Tienes el recurso del close up, que nosotros queríamos usarlo para acercar al universo íntimo del personaje y la obra”, añadió Fragoso.

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Ambos artistas señalaron que esperaban que, en un país como México donde las artes escénicas no tienen tanta difusión, llevar la obra a la pantalla pueda ser una forma de alcanzar a una audiencia más amplia.

“Una de las ventajas que tiene este proyecto es que está siendo apoyado por el FONCA. Este programa está enfatizado en invitar a programadores extranjeros que tienen sus festivales. Sí creo que tiene la fortuna de tener estas posibilidades de apertura de estas instituciones que lo están apoyando, y también este reconocimiento que te abre puertas”, apuntó Fragoso.

“Básicamente estamos haciendo las cosas que venden, que es meterse a tu casa. Estamos metiendo el teatro a la pantalla, en esta pandemia es lo que queda. Hemos preferido como sociedad la comodidad que otra cosa. En ese sentido, creo que sí, es la manera de tocar las puertas y ver si te dejan entrar. Saben que somos como los nuevos Testigos de Jehovah, y en ese sentido a alguien le tiene que pegar. Se hace mucho arte en México, pero no se le da difusión. Tenemos que empezar a ganar espacios”, aseguró Mendoza.

A pesar de que los apoyos económicos del gobierno jugaron una parte fundamental en la realización del proyecto, ambos creadores expresaron su frustración con la forma en que la administración actual ha manejado la asignación de estos, así como evidenciaron su preocupación por el futuro de los mismos.

“Es como la convocatoria que lanzó la SEP para ilustrar sus libros; eso es cinismo puro. Es esta cosa de cómo la administración presente considera el trabajo, que es un gran trabajo, como se demerita. En una dinámica muy capitalizada, no puedes adquirir nada si no lo compras, es imposible. Precarizar el trabajo artístico es eso, pensar que los artistas solo viven de su “buena ondita” y de sus aspiraciones a ser. Que los únicos que son artistas son los que ya tienen un recurso muy grande detrás. Los apoyos gubernamentales se dieron para eso, para reconocer talentos que no tenían las posibilidades económicas.

En ese sentido hay una sistematización de aniquilación a aquellos apoyos que trataban de sostener a la población artística. Para hacer un proyecto de esto necesitas mucho coraje, es un proyecto que te sale de las entrañas. Estos apoyos son limitados, se están volviendo cada vez más limitados. El sector artístico es un sector que no solamente genera entretenimiento, sino que cuestiona; se está tratando de agarrarle el cuello a estos sectores. Es terrible. Agradezco infinitamente los apoyos, pero lamento muchísimo que cada vez sean más escasos.”, sentenció Mendoza.

Sueño Vagabundo presentará su tercera función el 24 de abril al mediodía, la cual se podrá disfrutar a través de la página de facebook de Danza UNAM,

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