Llegaron las vacaciones de semana santa, y antes que iniciaran ya muchas personas estaban saliendo a lugares no esenciales, haciendo reuniones y tomando a la ligera los cuidados básicos, olvidando que en enero estábamos al 90 % de ocupación hospitalaria, con cifras de contagios y muertes nunca vistas desde que inició la pandemia. Esta actitud casi generalizada es el resultado de un manejo de pandemia poco escrito con opiniones fluctuantes sobre temas importantes.
Varios especialistas en salud advirtieron que las cosas podrían ponerse peor si no seguíamos las indicaciones que ya sabemos y sobre todo planear salidas en el periodo vacacional de semana santa y con esto traer la tercera ola de contagios por el virus SARS-COV-2. Las estimaciones apuntan que 6 de cada 10 mexicanos, están vulnerables a la enfermedad. Esta falta de conciencia nos pone en la cuerda floja a todos como sociedad, pues como sabemos al incrementarse los contagios el semáforo epidemiológico cambia y las economías más castigadas se ven sumamente afectadas.
El profesor de salud pública en la facultad de medicina de la UNAM Malaquías López Cervantes piensa que las autoridades de los distintos niveles de gobierno no han tenido una voz enérgica y un llamado enfático que genere alerta sobre el riesgo de la oleada de contagios que ya es inminente que suceda.
Vacaciones aumentaría casos
“Yo creo que se han dado una serie de decisiones como muy relajadas, que no hacen entender a la población lo suficiente; estamos ante un problema mayúsculo. Creo que debió de haber sido mucho más empática, mucho más clara la advertencia que mandan las autoridades y además por todos los canales, por todos los niveles de autoridad deberían de haber recalcado el peligro que estamos enfrentando ahora, y yo creo que nos puede costar muy caro”.
Esta situación ya no tiene vuelta a trás y lo que les queda a las autoridades es por lo menos seguir con los protocolos de seguridad sanitaria, no romper las reglas de aforo, horarios y sana distancia. Pese a esto las cosas no van a cambiar, ya está visto en otros países que cuando se les dio la concesión para salir con libertad a todos sus habitantes se rompieron las medidas preventivas.
“Cuando llegaron cantidades muy elevadas de vacacionistas, la situación se puso muy fea. Llegó a ser esa atmósfera de descontrol, la gente desobedece y se sobreexpone. Entonces no veo por qué no podríamos vivir una situación similar y pues hay que estar preparados. Nuestra vacunación es mínima, es infinitésima, no hay manera de protegernos. Entonces la gente se va a volver a contagiar, exactamente del mismo virus y de la misma manera, yo sí espero que vaya haber un repunte y un repunte importante a los 10 o 15 días después de la semana santa que seguramente lo vamos a estar viendo” comentó el profesor.
Señaló que es urgente que la población sepa interpretar adecuadamente el semáforo epidemiológico, pues muchos se confunden al considerar el color del semáforo como el riesgo de contagio, pero el semáforo muestra primordialmente la capacidad hospitalaria. “Los semáforos bajaron de color porque tenemos que seguir con una economía activa, pero en ese sentido esto viene con un costo y esto es normal en todas las epidemias”, señala. Pero este hecho está mal planteado, porque la economía es tomada como pretexto para caer en la irresponsabilidad y justificar actos equivocados.
“No están en rojo porque un porcentaje importante del semáforo proviene de tu capacidad hospitalaria disponible, gran parte de la ecuación en México, de la cuenta para sacar su semáforo es tu número de camas disponibles, no es porque tengamos el contagio bajo”. Si después de ver los números de los expertos, conocer varias personas enfermas o muertas de nuestro círculo cercano y ver la situación mundial seguimos insistiendo en hacer como que no pasa nada y hacemos nuestra vida normal, no busquemos culpables y decidamos bien.