Unos 22,8 millones de afganos sufren inseguridad alimentaria; 14 millones son niños. Con un sistema sanitario deficiente, educación endeble, sequías, malas cosechas, el frío del invierno y la pérdida de fuentes de ingresos, como los salarios de las mujeres obligadas por el gobierno talibán a quedarse en casa, la desesperación se apodera de muchas familias afganas.
Durante más de 70 años, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) ha estado presente en todo Afganistán, incluso cuando los talibanes se hicieron con el poder durante el verano pasado.
Noticias ONU habló con Samantha Mort, jefa de Comunicación, Promoción y Compromiso Cívico de UNICEF en Afganistán, quien aseguró que todas las oficinas siguen abiertas y los almacenes llenos.
Mort pinta un panorama sombrío de familias empobrecidas en las que los padres no hacen tres comidas al día, las raciones disminuyen y la gente se levanta día tras día sin saber de dónde vendrá su próximo alimento. “Ese es el nivel de inseguridad alimentaria”, dijo la responsable de UNICEF.
Exacerbada por la sequía, una mala cosecha y el aumento de los precios de los alimentos, se refirió a la crisis inminente como “la tormenta perfecta en Afganistán”. Además, matizó que, si el invierno que comienza ahora es típicamente gélido, la nieve aislará las zonas rurales de las montañas, agravando aún más la situación de esas comunidades.
“UNICEF está muy, muy preocupado porque lo que estamos viendo. Hay alrededor de 3,2 millones de niños con desnutrición aguda y 1,1 millones corren el riesgo de morir a causa de la desnutrición severa y aguda a menos que intervengamos con tratamientos”, advirtió.
En una de ellas, el médico compartió los registros de su clínica que mostraban un aumento del 50% de los casos de desnutrición grave, mientras que en otra clínica el aumento era del 30%. A pesar de este incremento, Mort aclara que la crisis no arrancó el 15 de agosto, sino que el país ya padecía algún tipo de inseguridad o conflicto desde hace 40 años.
“Sin embargo, debido a la sequía…, la mala cosecha…, el aumento de los precios de los alimentos, y a que a muchas mujeres se les ha pedido que se queden en casa desde el 15 de agosto, muchas familias han perdido sus principales fuentes de ingresos”, explicó.