Con la presencia del señor Miguel Díaz-Canel, presidente de la República de Cuba, el General Luis Crescencio Sandoval González, secretario de la Defensa, Almirante José Rafael Ojeda Durán y representantes del gobierno de México, del poder ejecutivo, legislativo y judicial, el Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, brindó un discurso fuerte y contundente previo al desfile armado.
“Por esas singularidades de nuestra historia, la fecha que más celebra el pueblo de México es la del inicio, la del Grito y no la de la consumación de la Independencia nacional. A los mexicanos nos importa más el iniciador, el cura Hidalgo, que Iturbide, el consumador, porque el cura era defensor del pueblo raso y el general realista representaba a la élite, a los de arriba, y solo buscaba ponerse la diadema imperial. Hidalgo fue otra cosa. A él le tocó con Allende, Aldama, Jiménez y otros dirigentes populares enfrentar a la oligarquía dominante y proclamar la abolición de la esclavitud”, dijo.
Asimismo comentó que el pensamiento de Hidalgo era subversivo y que nada en su personalidad lo distanciaba de ser un revolucionario y no se andaba por las ramas. Por ejemplo, en una de sus cartas al intendente Juan Antonio Riaño, escribía: “No hay remedio, señor intendente: el movimiento actual es grande, y mucho más cuando se trata de recobrar derechos santos, concedidos por Dios a los mexicanos, usurpados por unos conquistadores crueles, bastardos e injustos, que auxiliados de la ignorancia de los naturales, y acumulando pretextos santos y venerables, pasaron a usurparles sus costumbres y propiedad y vilmente, de hombres libres, convertirlos a la degradante condición de esclavos.”
El Presidente destacó que al mismo tiempo, Hidalgo era un hombre profundamente humano, un auténtico cristiano y que así lo demuestra el hecho de que, para evitar el degüello de miles de oponentes realistas, pero también de inocentes, prefirió quedarse en el cerro de Las Cruces y no tomar la Ciudad de México, que estaba prácticamente rendida.
Agregó que sus adversarios nunca le perdonaron la osadía de querer igualar a los pobres con las clases más favorecidas. Baste recordar el juicio en que lo excomulgan y la manera en que lo asesinan, le cortan la cabeza y la exhiben como escarmiento por más de diez años en la plaza principal de Guanajuato.
Durante el discurso comentó que ningún dirigente en la historia de México ha recibido más insultos que el cura Hidalgo, citando a Paco Ignacio Taibo hace un recuento de todos los improperios que recibió el caudillo de la patria entre los cuales destacó:
“Endurecida alma, escolástico sombrío, monstruo, taimado, corazón fementido, rencoroso, padre de gentes feroces, Cura Sila, entraña sin entrañas, villano, hipócrita, refinado, tirano de tu tierra, pachá, lo-cura, imprudentísimo bachiller, caco, malo, malísimo, perversísimo, ignorantísimo bachiller Costilla, excelentísimo pícaro, homicida, execrable majadero, badulaque, borriquísimo, primogénito de Satanás, malditísimo ladrón, liberticida, insecto venenoso, energúmeno, archiloco americano”.
El Presidente concluye diciendo: “Nosotros, los mexicanos, nos sentimos orgullosos por este héroe y de muchos más, porque aquí, como en ninguna otra parte, el movimiento independentista no se inició por simples reacomodos en las cúpulas del poder ni se gestó únicamente por un sentimiento nacionalista, sino que fue fruto de un anhelo de justicia y de libertad”.
Durante el discurso el mandatario comentó: “Ahora solo agrego que el gobierno que represento llama, respetuosamente, al gobierno de Estados Unidos a levantar el bloqueo contra Cuba, porque ningún Estado tiene derecho a someter a otro pueblo, a otro país. Es preciso recordar lo que decía George Washington: “las naciones no deben aprovecharse del infortunio de otros pueblos”.
Asimismo AMLO dijo que dicho con toda franqueza, se ve mal que el gobierno de Estados Unidos utilice el bloqueo para impedir el bienestar del pueblo de Cuba con el propósito de que éste, obligado por la necesidad, tenga que enfrentar a su propio gobierno. Si esta perversa estrategia lograse tener éxito –algo que no parece probable por la dignidad a que nos hemos referido–, repito, si tuviera éxito, se convertiría en un triunfo pírrico, vil y canallesco. En una mancha de esas que no se borran ni con toda el agua de los océanos.