La decisión de Rusia de reconocer las regiones ucranianas de Donetsk y Luhansk y enviar allí sus tropas ha desatado una cascada de reacciones en la diplomacia internacional, la última de ellas la de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos a quién le preocupa que la escalada de la violencia suponga nuevas y graves violaciones de las leyes internacionales.
En este momento, la prioridad para Michelle Bachelet por encima de cualquier otra cuestión es la de evitar “un mayor aumento de la tensión y prevenir que haya víctimas civiles, desplazamientos y destrucción de la infraestructura civil”.
Bachelet solicitó a todas las partes el cese de las hostilidades y crear un camino para el diálogo en lugar de preparar el terreno para una mayor violencia.
La encargada de velar por los derechos humanos en el mundo unió así su voz a la de la secretaria adjunta de la ONU para Asuntos Políticos y la Construcción de la Paz, quien anoche durante una reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad fue contundente al rechazar la decisión del presidente Vladimir Putin.
“La decisión de la Federación de Rusia de reconocer la independencia de determinadas zonas de las regiones de Donetsk y Luhansk es una violación de la integridad territorial y la soberanía de Ucrania y es incompatible con los principios de la Carta de las Naciones Unidas. Lamentamos mucho esta decisión, que corre el riesgo de tener repercusiones regionales y mundiales”, dijo DiCarlo.
En parecidos términos se expresaron la mayoría de los miembros del Consejo de Seguridad, que pidieron una solución dialogada y pacífica a la crisis, mientras Rusia pidió a los demás países no empeorar la situación.