Hoy se cumplen 35 años del desastre nuclear en Chernóbil en la central nuclear ” Vladimir Ilich Lenin” que pertenecía a la desaparecida Unión Soviética que actualmente es Ucrania. En ese caótico día se registró un estallido en el reactor cuatro durante la madrugada, esto se debió a una poco afortunada combinación de factores, como la falta de pericia de los encargados, falta de protocolos de seguridad y una falla importante que presentaba el reactor, que fue ocultada por las autoridades soviéticas.
La explosión ocasionó la destrucción de la estructura que contenía el reactor, esparciendo las partículas radioactivas a miles de kilómetros de distancia, el gobierno en ese momento tuvo que evacuar de emergencia a 335 mil personas en un radio de 30 kilómetros, dejando así a la ciudad de Pripyat deshabitada. Pese a que ya pasaron más de 30 años, los estragos del terrible suceso siguen presentes, por esta razón en 2019 con la ayuda de diferentes países se creó el proyecto llamado ” sarcófago de Chernóbil”.
Esta gigantesca estructura sin precedentes se encargará de encapsular los nocivos efectos que aún siguen emanando del cuarto reactor, esta colosal obra mide 110 metros de alto,150 metros de largo, pesa 36 mil toneladas y tuvo un costo de mil 700 millones de dólares. La radioactividad activa en la zona no ha sido impedimento para que el turismo se practique, muchos youtubers y público en general visitan los lugares dignos de una película del fin del mundo, los únicos que siguen viviendo allí son los animales salvajes, como lobos y jabalíes.
Chernóbil recuerdo vivo
Este lamentablemente hecho no solo afectó a países vecinos, también las consecuencias viajaron más lejos de lo que se creía, llegaron a nuestro país. Entre 1986 y 1988 de acuerdo con los registros de ese tiempo, el gobierno de Miguel de la Madrid compró leche para la Conasupo en Irlanda, a dicha nación le llegaron los efectos de la nube radioactiva en Chernóbil a pesar de estar a 3 kilómetros del epicentro del accidente.
Las partículas radioactivas cayeron junto con la lluvia en los pastizales irlandeses, de los cuales las vacas se alimentaban exclusivamente, la leche producida por todo el ganado bovino se procesó hasta ser convertida en polvo, el proceso al que fue sometida no cambió el hecho de que la leche se encontraban las partículas radioactivas altamente dañinas.
Esta leche contaminada también fue del conocimiento del gobierno brasileño, el presidente en ese entonces José Sarney le advirtió al presidente de México que era peligroso adquirir este producto, pero haciendo caso omiso el gobierno mexicano, concreto la compra. La leche se distribuyó rápidamente entre la población mexicana, esta contenía rastros de cobalto -60 y Cesio- 137 partículas que son sumamente contaminantes y peligrosas. La comisión nacional de seguridad nuclear y salva guardias (CONASENUSA) comenzó las investigaciones e impidió que llegaran más cargamentos de leche llegaran al país.
Las estimaciones de esta organización arrojan el número de 39 mil toneladas de leche contaminada de consumo en México, esto se vio reflejado en un posterior aumento significativo del cáncer infantil de hasta un 300% en los años 1987 y 1997. Al recordar un año más de este accidente, nos damos cuenta que debemos estar preparados para evitar desastres que tengan consecuencias irreversibles en la sociedad, tomar en cuenta que no podemos ignorar nuestra historia, porque de hacerlo estaríamos comprometiendo el futuro de muchos.