Desde el 17 de mayo del 2020 la máxima casa de estudios suspendió las clases presenciales para salvaguardar a los integrantes de la comunidad universitaria ante la pandemia mundial Por Covid19, dejando con esto una ciudad vacía que vive en la comunidad que ha paseado por sus pasillos.
La ciudad que era visitada diariamente por miles de personas fue abandonada hasta el último rincón, siendo ahora incubadora del silencio, del crecimiento libre de la vegetación y especies que ahí habitan, teniendo su propio crecimiento sin intervención humana.
Dicho abandono es más resentido por la comunidad que recorría parte de la ciudad o estado por varios medios para nutrir sus estudios dentro y fuera del aula, donde encontraban una segunda casa para convivir con otras personas, para descansar, para tener nuevas experiencias, para hacer ejercicio, entre tantas actividades que brinda este espacio en el Pedregal de San Ángel, hoy en Certeza Diario te contaremos un poco de este lugar que para los universitarios es más que una Ciudad, es nuestra casa misma.
El campus principal de la Universidad Nacional Autónoma de México ubicado en la zona sur de la Ciudad de México, considerado patrimonio de la humanidad desde 2007 está conformado por 176.5 hectáreas seccionadas en facultades, museos, áreas recreativas y verdes; entre las cuales está la reserva ecológica, y demás espacios destinados al desarrollo cultural, científico y humanitario.
El proyecto tuvo origen en la década de 1940, en una etapa que buscaba abastecer al país de recursos en ámbitos de salud, educación y vivienda pública, se organizó un concurso para proponer una solución a las demandas, entre las cuales estuvo este campus cuya construcción sobre la piedra volcánica originaria del cráter de Xitle concluyó en 1952 pero siendo hasta 1954 el inicio de actividades escolares.
Las edificaciones más resaltables son la Biblioteca Central y el Estadio Olímpico Universitario, la primera es considerada la cabeza cultural; tomando lugar de uno de los acervos más grandes en México, su exterior está cubierto por el mural “Representación histórica de la cultura” hecho por el artista y arquitecto mexicano Juan O‘Gorman, éste se divide en las cuatro fachadas; el muro norte que representa el pasado prehispánico, el muro sur el pasado colonial, el muro oriente el mundo contemporáneo y el muro poniente la Universidad y el México actual.
El segundo representa la cabeza deportiva; una obra de los arquitectos Augusto Pérez Palacios, Jorge Bravo y Raúl Salinas, tiene una capacidad de 72 000 espectadores y una extensión de 7 140 metros cuadrados y dentro de los eventos más importantes han sido cede de los Juegos Olímpicos del 68, los Juegos Panamericanos del 55 y los Juegos Centroamericanos y del Caribe del 54 y 90
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Su principal atractivo es la conexión directa entre las facultades que genera una unificación entre los estudiantes, investigadores, profesores y externos a la universidad. En toda su extensión se promueve principalmente la movilidad peatonal y ciclista antes que la automovilística, por lo que día con día se percibía una fluidez de personas a todas direcciones, a todas horas y por varios medios de transporte, como patinetas, patines, motocicletas o el pumabus, transporte que conecta varias facultades de manera segura y eficaz circulando únicamente por el circuito exterior.