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Las Creencias y la Cosmovisión

Por: Noemi Reynel Jiménez

Cada vez que alguien hace algo extraño para nosotros, surge muy frecuentemente la frase “cada cabeza es un mundo”, es una explicación sencilla y con la que parecemos todos estar de acuerdo.

Pero en la práctica, puede resultar muy difícil aceptar que haya personas que no compartan nuestro punto de vista sobre situaciones como el matrimonio, el trabajo, el cuidado de los hijos, la forma de gastar el dinero, el uso del tiempo libre, etcétera. Aprender a no intentar convencer al otro de que su percepción está equivocada, particularmente cuando los involucrados forman parte de la familia nos puede tomar mucho tiempo.

Muchas veces las personas al intentar comunicarse reaccionan de mamera confusa, la respuesta está en la interpretación que cada uno les da a las palabras de acuerdo a su sistema de creencias. Es por eso que la comunicación puede ser un proceso muy deficiente.

Este sistema es nuestra cosmovisión, es la definición que tenemos del mundo, lo que creemos que existe. Es la forma en la que decidimos como todo se comporta e interactúa con nosotros, de acuerdo a nuestras experiencias y a la interpretación que les hemos dado. Lo que existe en el mundo no es todo lo que hay, sólo lo que cada uno de nosotros puede ver.

Conocí a una mujer de Guadalajara que tenía la suerte de “encontrar” departamentos en la ciudad de México amplios, bien ubicados e increíblemente baratos. Cada vez que me invitaba a su nueva vivienda me quitaba el aliento, yo sólo pensaba que la casa de su infancia debió haber sido muy grande y que ella tenía la percepción abierta para este tipo de lugares, para mí simplemente pasaban desapercibidos.

¿Por qué creemos?

Al ser niños, el mundo es mostrado a nosotros a través de nuestros padres, ellos nos están enseñando constantemente cómo es y de qué está hecho, durante nuestra infancia más temprana estamos siendo “programados”.

La formación de este sistema no termina con la infancia, va creciendo junto con la vida. Le creemos a las personas que representan para nosotros autoridad, por ejemplo, un doctor, un curandero, una vidente, un maestro, una figura pública exitosa. No pretendo descartarlos, sólo arrojar una luz sobre la falta de pensamiento crítico y lo importante que es aprender a dudar.

A través de nuestra educación en casa o en la escuela podemos adquirir ideas limitantes, se nos cuentan historias aterradoras sobre consecuencias reales o imaginarias de tener riqueza, el éxito de otros y sus grandes caídas o sobre castigos de la divinidad que construyen nuestro concepto de Dios.

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La frase “científicamente probado”, es también a veces aceptada de manera inmediata, aun sin tener datos suficientes sobre quién lo comprobó, cómo lo hizo y sí realmente lo hizo, otras veces podemos creer sólo porque la información está impresa.

Escuchar algo repetidamente, puede generar una creencia muy sólida, esto sucede frecuentemente con la radio o la televisión y algunos noticieros altamente alarmistas. Cuando un evento presenta una cierta probabilidad de que ocurra, entre más lo reproduce nuestro cerebro más probable parece ser.

Un evento traumático puede generar una creencia permanente, ante una situación de estrés se puede creer todo cuanto se escucha, incluso la falta de sueño o de alimento puede influenciar en la aceptación o el rechazo de una nueva creencia.

Conocí a una persona con muchos recursos económicos, sus padres la convencieron de que los únicos lugares seguros eran el auto, los restaurantes, el gimnasio, su escuela y su casa. Un día se aventuró a regresar a casa caminando del gimnasio que le quedaba a tan sólo unas cuadras, su experiencia fue verdaderamente atemorizante, estaba segura de que la gente la veía fijamente y que incluso una persona la siguió, es tan probable que esto haya ocurrido, como que ella haya coincidido en la dirección del otro. De acuerdo a sus creencias se encontraba en peligro y eso fue lo que vio a su alrededor.

La belleza y la riqueza

Una creencia muy arraigada y talvez además velada se encuentra en la idea de que el conjunto de características físicas conocidas en una determinada región o país como belleza pertenece a la gente con mayores recursos económicos. Eso es una creencia altamente limitante y sin sentido. La pregunta es: ¿De qué manera podemos asegurar que las condiciones económicas de nacimiento o el trabajo que genera riqueza suceden inevitablemente cuando se cuenta con determinadas características físicas?, A pesar de ser una creencia muy común, no existe ningún fundamento válido que la soporte. 

Muchas veces hemos escuchado que los viajes ilustran y es muy cierto porque entramos a una sociedad con sus propias creencias, pero con experiencias diferentes a las nuestras, lo que nos permite ver que son sólo ideas, aunque para ellos sean la realidad. Esto también nos muestra nuestro mundo desde otro punto de vista y nos ayuda a tomar conciencia de que lo que creíamos que era verdad es sólo una creencia local.

Las supersticiones y los eventos premonitorios

Hace mucho tiempo escuché una explicación de las supersticiones muy interesante, en ella las describían como los patrones que nuestra mente crea con base en las experiencias para poder afirmar que es posible evitar aquello que no queremos que suceda con tan sólo omitir ciertas acciones. Por ejemplo, no poner los zapatos sobre la cama o la bolsa en el suelo, para que el dinero no se acabe o abstenerse de tomar el salero de la mano de otra persona para que ésta no nos entregue junto con la sal, la mala suerte. En ambos casos adjudicamos los eventos desafortunados a acciones que no tienen relación con lo que deseamos evitar.

Los eventos premonitorios en cambio no parecen ser algo que hubiéramos podido detener, pero si sucesos que en apariencia se presentan para advertirnos sobre lo inevitable. Cuando un evento no deseado ocurre, inmediatamente nuestra mente nos lleva a demostrar que ciertas experiencias previas nos estaban avisando lo que estaba por suceder. Confieso que, aunque no existen pruebas suficientes, yo tengo desde niña la creencia de que si sueño que se me caen los dientes alguien conocido podría morir, también hay quien piensa que las mariposas negras se presentan cuando esto va a ocurrir, yo no comparto esa idea, pero reconozco que verlas sobre una pared me recuerda los moños negros que ponen en las puertas cuando en un hogar alguien ha muerto.

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¿Por qué cambiar nuestro sistema de creencias?

Cada uno de nosotros vemos el exterior desde nuestro sistema o caja de creencias, que es lo que esperamos que exista o suceda y que comprobamos constantemente con experiencias, pero esta caja puede crecer en cualquier momento y de manera voluntaria, todo lo que se necesita es encontrar algo fuera de ella que deseamos alcanzar, pero que no será posible lograr con nuestro actual sistema. La dificultad para alojar nuevas ideas dependerá de lo fuerte de nuestro deseo, puede ser que hayamos encontrado un propósito en la vida altamente motivante, conocido a una persona especial, talvez necesitamos mejorar en algo especifico nuestra calidad de vida o incluso estemos experimentando un cambio repentino de la situación actual que nos genera la urgencia de adaptarnos para sobrevivir.

Los eventos recientes han extendido el sistema de creencias del mundo entero, hemos aprendido a pensar fuera de la caja, aceptado que hay una gran diversidad de opciones y formas de ver y hacer las mismas cosas y que el mundo es más grande de lo que pensábamos. Encuentro este aprendizaje muy valioso, pero no debemos esperar a que las circunstancias nos empujen a pensar de manera diferente, es posible elevar nuestra calidad de vida de manera voluntaria sustituyendo las creencias que no nos funcionan y colocando en su lugar nuevas para ser mejores personas.

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