En la nueva realidad marcada por el coronavirus las empresas se ven en la necesidad de enfocarse verdaderamente en la salud de sus empleados y en generar una percepción de bienestar tanto para ellos como para sus familias, destacó Jesús Felipe Uribe Prado, académico de la Facultad de Psicología.
Tradicionalmente las empresas habían tomado la cultura como algo light, inferior a todas las cuestiones de carácter administrativo, pero ahora ya no es así, porque han tenido que valorar realmente que sus empleados estén sanos física y psicológicamente, indicó.
“Antes, lo primordial era la calidad, la capacitación, la productividad; en fin, todo a lo que, en algún momento, le convenía prestarle atención al empresario. Hoy, la ausencia de enfermedad, la seguridad y la prevención se han convertido en asuntos fundamentales para las organizaciones”, precisó.
“Se decía que el recurso humano era parte esencial en una empresa, pero eso no era cierto, siempre se había considerado algo secundario. Hoy a los patrones no les ha quedado otra que dar un giro hacia la salud, pero porque la pandemia nos vino a demostrar la importancia de atender al personal”, señaló el especialista en psicología del trabajo.
Por ejemplo, mencionó, quienes tradicionalmente trataban este asunto eran la Secretaría del Trabajo y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pero lo veían más como un problema político que laboral de fondo.
Precisamente, desde el siglo pasado, la OIT y la Organización Mundial de la Salud establecieron una definición de salud mental, en la cual dicen que es la ausencia de enfermedades y la percepción de bienestar del trabajador y su familia, lo cual ninguna organización había tomado en serio hasta que la actual pandemia vino a implantar esa necesidad, resaltó.
El especialista destacó que el trabajador es producto de la cultura organizacional, es decir, dependiendo de donde labore adquiere ciertos valores como el sentido de pertenencia, eficiencia, pasión por lo que hace, por ejemplo. Esto en función del tipo de organización en la que trabajen, comentó.
Sin embargo, hoy el ambiente de trabajo ya no sólo es el de la empresa ahora tenemos que considerar el de la casa. “Entonces en el hogar conviven los problemas familiares con los de la oficina. También hay cambios respecto de los horarios laborales y de comida. En muchos casos, las actividades entre los miembros que habitan los hogares se han complicado porque más de uno hace home office y otros estudian y muchas veces los equipos que hay no son suficientes”, puntualizó el académico de la UNAM.
De modo que quienes están al frente de las empresas deben poner atención en esta nueva forma de trabajo y buscar que la interacción con los empleados sea de mucha comunicación y entendimiento, sobre todo por las condiciones en que actualmente ejercen sus funciones, sugirió el especialista en clima y ambiente organizacional.
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En términos de productividad, abundó, los empresarios tienen que ser más flexibles porque ahora nos es lo mismo atender los problemas que surgen a distancia que en persona, a pesar de la habilidad que pueda tener un trabajador.
Los valores como la confianza tienen que resaltar por parte de quienes están al frente de las organizaciones; al mismo tiempo, también en los empleados debe prevalecer el sentido de la responsabilidad. “Un trabajador que normalmente sabe bien cuáles son sus responsabilidades, las desarrollará igual en su lugar de trabajo o desde su casa”, aseveró.
Sin duda hoy el recurso humano es el más importante y por lo tanto las organizaciones tienen que trabajar más en términos de prevención de enfermedades, dar soluciones y adaptarse a los cambios para sobrevivir en esta nueva sociedad, concluyó.