En 1969, los Beatles se encerraron en un estudio rodeados por las cámaras y los micrófonos de Michael Lindsay-Hogg, un director de cine que ya había colaborado con la banda en sus películas anteriores. El plan era componer las canciones para su nuevo álbum en un mes, grabar el disco en directo y ponerle la guinda final al proyecto con un gran concierto en vivo —cosa que la banda había dejado de hacer hace años y que no repetirían después de su famoso concierto en el tejado del estudio de Apple—.
El director tenía dos cámaras de 16 milímetros y literalmente había puesto micrófonos hasta en los floreros para no perderse nada. Al final de la producción había acumulado una enorme cantidad de material que acabó convirtiéndose en el documental ‘Let it Be’, que pasó bastante desapercibido en la época.
Hace cuatro años, Peter Jackson tuvo acceso a ese material por primera vez y quiso convertirlo en un nuevo documental. La idea de Jackson era en principio destilar todo ese material en una película de dos horas y media. Pero una vez acabó el proceso de restauración del video y sobre todo del audio, se dio cuenta de que bajar de 6 horas “sería cometer un crimen contra la historia del rock and roll”, como admitió en una entrevista para Variety. “Hay cosas ahí que la gente tiene que ver. No lo han visto en 50 años y todo lo que no acabe en el documental acabará oculto por otros 50 años”.
Afortunadamente, los Beatles que quedan vivos y sus herederos, que han estado involucrados en la producción del nuevo documental, accedieron y el proyecto acabó siendo lo que es: una serie muy interesante de tres episodios que nos muestra la cara más desconocida, íntima y personal de los cuatro de Liverpool.
No hace falta ser Emmanuel Lubezki para ver que ambos documentales, el de Lindsay-Hogg y el de Jackson, muestran una diferencia notable en la imagen. En ‘Let it Be’ se aprecia el grano típico de la película de 16 milímetros y su falta de nitidez. En cambio las imágenes de ‘The Beatles: Get Back’ son mucho más nítidas y los colores adquieren más viveza, aunque se haya empleado la misma película que ha ido languideciendo en una estantería durante décadas.
Jackson ha utilizado la misma técnica de restauración de imagen que empleó en ‘They Shall Not Grow Old’, un documental realizado con imágenes rodadas en el frente durante la Primera Guerra Mundial, y que asombró al mundo por devolver a aquellos soldados a la vida con una calidad de imagen contemporánea y a todo color.
“Pensé: ‘¿Podemos realmente hacer que estas imágenes de hace 100 años parezcan rodadas ahora?”, comentó Jackson durante una entrevista hablando del tema en el podcast Recode Decode. Donde también admitio que el objetivo era que el resultado fuera nítido, claro y estable como en las películasvmodernas.
Cualquiera que haya visto el resultado del documental puede dar fé que lo consiguió con creces. Los encargados de esta proeza visual fueron los técnicos de Park Road Post, una filial de la productora fundada por Jackson, WingNut Films. Las imágenes rodadas a principios del siglo XX estaban en muy malas condiciones. Así que primero tuvieron que limpiar el negativo y luego lo digitalizaron e hicieron una reparación digital. También modificaron las imágenes para que tuvieran un formato similar al que se usa actualmente. (Con información de Agencias)