La importancia del juicio contra Donald Trump es que el expresidente no tenga la posibilidad de ser elegible para ocupar nuevamente un cargo político, coincidieron en señalar Paz Consuelo Márquez-Padilla García y Estefanía Cruz Lera, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM.
En conferencia de prensa virtual, Cruz Lera expresó que la meta de los congresistas estadounidenses en el proceso es borrar la figura de una presidencia imperial que el magnate quiso crear a través de órdenes ejecutivas, así como reconstruir las instituciones y demostrar su fortaleza; el impeachment será mediático y politizado.
No obstante, Márquez-Padilla García consideró: será difícil que se le declare culpable. Para ello se requieren 17 votos republicanos, “pero los senadores están temerosos de que sus bases los critiquen; los 10 que votaron en un principio para la realización del juicio han recibido amenazas de seguidores de ese partido”.
Cruz Lera recordó que se le culpa de insurrección, es decir, de un delito federal. Será interesante ver si después se le puede iniciar un proceso en una corte de distrito, y entonces se decidiría si tiene consecuencias, ya sean penales o económicas.
Lo importante del impeachment (término inglés que en español significa ‘destitución’ o ‘impugnación’), es aquello que le interesa al Partido Demócrata: desaparecer a Trump de la escena política, porque hay un sector significativo de la población que lo sigue viendo junto a su movimiento “Make America Great Again” como una opción viable para Estados Unidos, consideró la especialista.
La fase nodal de ese proceso se da en el Senado, que estaba constituido para ser un órgano deliberativo, donde 100 personas debían definir las discusiones importantes de la nación. No obstante, en los últimos años se ha visto que las líneas partidistas y las jerarquías entre los legisladores importan más; antes había independencia para actuar a partir de su autonomía.
Juicio de Trump busca desdibujar su imagen
Sin embargo, hoy hay una situación inédita; a diferencia de otros procesos de impeachment que han sucedido en la historia, el Senado es 50 por ciento demócrata y 50 por ciento republicano, lo cual puede ocasionar que el juicio sea más judicial que político. Con una defensa sin argumentos para Donald Trump, se prevé que el proceso se resuelva en tres semanas aproximadamente, opinó.
Estefanía Cruz refirió que el ciudadano promedio quiere “pasar la página” del proceso electoral: un estudio indica que 70 por ciento de encuestados está convencido que su voto fue depositado y contado; se trata de un sistema electoral que funciona con base en la confianza y que se mantiene vivo.
Comentó también que la percepción de la mayoría de la población es que hay otras prioridades por atender, como la vacunación masiva, y lo que se quiere es que el Congreso se ponga a trabajar en la legislación que la beneficie en su vida cotidiana.
A su vez, Márquez-Padilla precisó: el juicio político se puede hacer contra algún funcionario que desempeña un cargo. No obstante, el magnate ya no lo ocupa. Por ello, sus abogados argumentan que es inconstitucional, además de que se viola la primera enmienda de la Constitución la cual establece que los ciudadanos deben tener libertad de expresión y no se les puede limitar.
En contraste, los demócratas mantienen su posicionamiento de que el expresidente actuó en contra del juramento que hizo de defender a la Constitución y a la República, al haber incitado a la turba a tomar el Capitolio el pasado 6 de enero. “El juicio podría ser rápido, porque a ambos partidos les interesa que esto termine”.
Lo importante que debe lograrse con este proceso, consideró la exdirectora del CISAN, es establecer que Donald Trump no puede ser electo, ni ocupar un puesto de gobierno; de otro modo continuará como un obstáculo para que los demócratas gobiernen.
La población ha visto lo trágico de las escenas registradas durante la toma del Capitolio; lograr que el expresidente no ocupe nuevamente un cargo gubernamental quitará fuerza al trumpismo, que tanto daño ha hecho a la democracia estadounidense.
Durante su administración, continuó la experta, puso bajo amenaza a la democracia porque atacó a las instituciones, a la prensa, a los partidos políticos e incitó a las masas a la toma del Capitolio.
Trump sacó de la clandestinidad a los grupos de ultraderecha y los legitimó. Hoy, la sociedad está dividida, y hay concepciones opuestas de cómo debe ser esa nación, lo cual no será fácil de resolver, finalizó Márquez-Padilla.