El Caracol Purpura Pansa (Nombre científico, Plicopurpura pansa) es un molusco que habita en la costa del Pacífico desde Baja California hasta Perú, un reconocido grupo de 20 artesanos recorre año con año 200 km de costa Oaxaqueña desde Pinotepa de San Luis, para trepar los acantilados de Huatulco y ordeñar al caracol que encuentran adherido a las rocas arriba de la marea, donde recibe la brisa marina.
Sobre el caracol purpura pansa:
El pequeño invertebrado expulsa un fluido que, en presencia de luz y oxígeno, forma un tinte de color púrpura que es utilizado como mecanismo de defensa ante depredadores o para obtener alimento. Esta sustancia es empleada para teñir madejas de algodón que dan una sorprendente tonalidad violeta que sin fijadores es utilizado para la elaboración de prendas de vestir tradicionales de la cultura mixteca, que han recorrido el mundo en bordados sobre algodón tejido en telar de cintura por artesanas.
Es importante recalcar que los tradicionales tintoreros trabajan para impedir que se entregue a los extraños esta técnica de ordeña para obtener el tinte púrpura. Son pocos los tintoreros que tienen la certificación, entre ellos el Señor Mauro Habacuc Avendaño, tintorero de Pinotepa de Don Luis está certificado para realizar la ordeña de Caracol Púrpura Pansa de manera sustentable en los acantilados del Parque Nacional Huatulco.
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De acuerdo con la información disponible en la página de SEMARNAT, en la zona de Huatulco, se ha observado cómo turistas que desconocen la tradición y la importancia ecológica del molusco lo manipulan e incluso lo engullen o lo destruyen, lo que ocurre tanto fuera como dentro del Parque Nacional Huatulco.
Los artesanos buscan la promoción y desarrollo de proyectos para la conservación y recuperación del caracol púrpura pansa, que, como muchas especies en nuestro país, está sujeto a protección especial por la NOM-059-SEMARNAT-2010, listado entre las 372 especies prioritarias, y que conocen la importancia ecológica que esto representa.
En la primera mitad de la década de los ochentas, una compañía japonesa contrató personas ajenas a la actividad de tinción para recolectar la tinta o teñir los hilos, producto que era enviado al Japón para elaborar kimonos o tapicería. Debido al mal manejo y a las técnicas inapropiadas de ordeña, la población se redujo y los tintoreros indígenas fueron desplazados. En 1983, un grupo de tintoreros de la región de Pinotepa de Don Luis Oaxaca, denunciaron el manejo inadecuado del recurso y los daños a la población de este molusco, lo que llevó a que en 1988 apareciera en el Diario Oficial de la Federación un acuerdo para regular la conservación y aprovechamiento del recurso púrpura.
Sin embargo, la zona de conservación se ha visto vulnerada debido a que el turismo en busca de sensaciones exóticas ha llevado a la gastronomía a crear manjares con este caracol.