Este año se celebra el 65.º período de sesiones de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW65), la mayor reunión anual sobre igualdad de género y empoderamiento de las mujeres, que tendrá lugar del 15 al 26 de marzo bajo el tema: “La participación de las mujeres y la adopción de decisiones por ellas de forma plena y efectiva en la vida pública, así como la eliminación de la violencia, para lograr la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas”. El período de sesiones de este año se realizará, en su mayor parte, de forma virtual debido a la pandemia de COVID-19.
CSW65 también es un puente importante hacia el Foro Generación de Igualdad, organizado por ONU Mujeres y co-organizado por los gobiernos de Francia y México, en conjunto con la juventud y la sociedad civil, y será una oportunidad fundamental para cambiar nuestras sociedades y cimentar el liderazgo de las mujeres, mientras nos recuperamos de la COVID-19. El Foro comenzará en la Ciudad de México del 29 al 31 de marzo y culminará en París del 30 de junio al 2 de julio de 2021.
Los datos publicados recientemente muestran que el progreso hacia la igualdad de género en la vida pública y la adopción de decisiones ha sido demasiado lento.
Las mujeres ocupan el 25% del total de escaños parlamentarios a escala mundial, y sólo tres países cuentan con un 50% o más de mujeres en sus parlamentos.
Menos del 1% de los escaños parlamentarios están ocupados por mujeres menores de 30 años.
Las mujeres representan tan sólo un 13% de las personas implicadas en las negociaciones, un 6% de las implicadas en la mediación y un 6% de las personas signatarias en procesos de paz formales.
En 2020, tan sólo el 7,4% de las empresas incluidas en el índice Fortune 500 estaban gestionadas por mujeres.
Únicamente 22 países del mundo están dirigidos por una mujer.
Con el nivel de avance actual, se necesitarán otros 130 años para alcanzar la igualdad de género en las más altas esferas.
La pandemia de COVID-19 ha afectado a las mujeres de manera desproporcionada: desde la pérdida de puestos de trabajo hasta el aumento de la violencia contra la mujer y del trabajo de cuidados no remunerado. A pesar de que las mujeres se encuentran en la primera línea de respuesta a la COVID-19 como profesionales sanitarias, innovadoras y líderes, sus contribuciones siguen siendo menos visibles y menos valoradas. Tan sólo el 3,5% de los grupos de trabajo creados en 87 países para luchar contra la COVID-19 presentaban paridad de género.
Entonces, ¿qué ocurre cuando las mujeres asumen el liderazgo? Las pruebas disponibles demuestran que, cuando las mujeres ocupan cargos de poder, invierten en políticas que, a menudo, se pasan por alto –desde la ampliación de los servicios sanitarios y la educación hasta el fomento de la economía verde y la eliminación de la violencia contra las mujeres– y que, en última instancia, construyen futuros sostenibles y resilientes.
Para reconstruir mejor tras la pandemia de COVID-19 es preciso que las mujeres ocupen un lugar central; que lideren, adopten decisiones en favor del planeta, combatan las desigualdades y logren la igualdad en el reparto del poder.