Vivimos en un mundo hecho de materia, es algo elemental que nos enseñan en la escuela, el suelo que pisamos, el aire que respiramos, la comida que comemos y el agua que bebemos, todo eso está hecho de materia, materia que esta conformada por átomos, átomos que tienen protones, neutrones y electrones, así ha sido desde donde tenemos conocimiento y así será hasta que desaparezcamos, todo lo que podemos tocar está hecho de esas partículas casi elementales (digo casi porque incluso dos de estás pequeñísimas partículas, el protón y neutrón, están conformadas por partículas aún más pequeñas), sabemos que para que todo el mundo funcione el electrón debe tener carga negativa, el protón positiva y el neutrón una carga neutra, pero ¿y sí te digo que puede existir electrones con carga positiva y protones con carga negativa? Y no solo que pueden existir, sino que también pueden formar un átomo como los que conocemos, pero con las partículas en su interior con la carga invertida, además te digo que no solo puede existir, sino que realmente existe y se tiene evidencia plausible de su existencia.
Paul Adrien Maurice Dirac, fue un ingeniero eléctrico, matemático y físico teórico británico al quien entre muchas cosas le debemos la “ecuación de Dirac” gracias a la cuál se pudo teorizar la existencia de la antimateria antes de que en 1932 el físico estadounidense Carl David Anderson al fotografiar las huellas de los rayos cósmicos en una cámara de niebla descubriera un extraño electrón con carga positiva, el antielectrón (o positrón), a partir de ese momento la humanidad se topo con un nuevo descubrimiento; así como existe la materia también existe algo contrario a esta, la antimateria.
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unciona igual que la materia, las partículas pueden unirse en átomos, los átomos pueden enlazarse y crear sistemas más complejos, pueden existir planetas de antimateria, pueden existir estrellas de antimateria, e incluso ¡Puede existir vida de antimateria! ¡Anti-Vida!
La antimateria es casi indistinguible de la materia, en el sentido de que podemos distinguir una de la otra si la tenemos lo suficientemente cerca para hacer algunas pruebas, pero si observamos una estrella completamente aislada muy lejos de nosotros seriamos incapaces de afirmar si está compuesta de materia o antimateria, sin embargo podemos estar seguros que todos nosotros estamos formados por materia por un hecho impactante, Cuando materia y antimateria entran en contacto se aniquilan, liberando energía que concuerda con la famosa ecuación de Einstein, así que si estuvieras hecho de ella explotarías al contacto del aire.
Claro que puede que todo lo que nos rodee no sea materia, sino antimateria, e incluso nosotros estemos formados de ella, en realidad es cuestión de perspectiva pues si existiera vida inteligente hecha de lo que nosotros conocemos como antimateria, en ese caso ellos podrían decir sin ningún problema que somos nosotros los que estamos formados de antimateria y no ellos.
Pero si la antimateria es una realidad ¿dónde está? Bueno, hay muchas posibilidades, si tomamos la teoría del Big Bang como verdadera entonces al ser las partículas y las antipartículas simétricas, es lógico pensar que se crearon en igual cantidad en un principio, tal vez haya una zona en el universo que todavía no conocemos que este compuesta totalmente de antimateria y si tratáramos de acceder a ella explotaríamos al instante, puede tal vez que no se haya creado materia y antimateria en igual cantidad, si no que la cantidad de materia excedía un poco más, y esa es toda la materia que existe, pude incluso que se hayan creado don universos paralelos, el universo donde vivimos y otro idéntico hecho de antimateria donde el tiempo corre hacia atrás, todo esto es una posibilidad, pero su verdadero paradero aún es un enigma.
Probablemente hayas escuchado el termino “antimateria” en alguna obra de ciencia ficción, alguna caricatura, película o serie, normalmente se habla de ella como una combustible y es que usarla como combustible es en cierta manera muy posible y solucionaría nuestros problemas energéticos de una vez por todas, sin embargo, hay un dos grandes problemas, el primero es que aún no conocemos ninguna fuente natural de antimateria, ni siquiera estamos seguros de que pueda existir, e incluso si existe es muy improbable que exista dentro de nuestro sistema solar o incluso dentro de nuestra galaxia, pues de ser así la explosiones de energía creadas al entrar en contacto antimateria y materia serían fácilmente identificadas, actualmente la única manera en la que podemos conseguir antimateria es creándola de manera artificial en un laboratorio, sin embargo, la cantidad necesaria de energía para crearla es aún mayor de la que nos podría aportar, así que a menos de que se descubra una manera mucho más sencilla de crearla, no es conveniente intentar producirla. El segundo problema al que nos enfrentamos es que incluso si encontráramos una especie de fuente natural de antimateria o encontráramos la manera de producirla sin utilizar más energía de la que produce, aún no podemos almacenarla por un gran tiempo, pues como mencioné antes la antimateria se aniquila al entrar en contacto con la materia, para almacenarla necesitamos un procedimiento nada convencional, en 2011 un grupo de científicos consiguió crear 300 átomos de anti hidrógeno y almacenarlos durante casi 17 minutos, es decir que, de conseguir antimateria actualmente no podríamos almacenarla por más de 17 minutos, lo cuál es completamente impráctico, pues de utilizarlo para combustible para naves interestelares, o tenerlo en una mega planta de energía necesitaríamos ser capaces de poder almacenarla durante grandes periodos de tiempo.
Todo esto suena a ciencia ficción, pero es ciencia de verdad, la antimateria existe y podríamos, algún día, ser capaces de manejarla, esto nos abriría las puertas a un universo que en parte ya conocemos pero que aún no hemos podido explorar, aprender a utilizar la antimateria en una gran medida, sería el primer paso para la posibilidad de explorar otros mundos de otros sistemas solares, de explorar la galaxia e incluso llegar a otras.