A menos que seas terraplanista, ya conocerás muy bien el fenómeno físico que es la rotación, uno de los dos movimientos esenciales del planeta junto con la traslación, que mientas la rotación nos dota del día y de la noche, la traslación nos regala el transcurso de los años y las estaciones, pero debes saber que aunque son fenómenos diferentes, trabajan juntos para ofrecer a todo el planeta muchos beneficios, además que estos dos fenómenos tienen un aliado secreto del que se conoce mucho pero se habla poco y es la inclinación de la tierra ¿te interesa saber en qué gran medida afecta está inclinación? ¿o quieres saber cómo puede un objeto estar inclinado en el espacio donde se supone no hay arriba ni abajo? Entonces está lectura es para ti.
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Primero abordemos la siguiente cuestión ¿Cómo puede estar un objeto inclinado en el espacio? Para decir que algo está inclinado siempre partimos de un marco de referencia, como por ejemplo en casa cuando decimos “este cuadro está inclinado” tomamos de referencia el suelo y nosotros mismos en él, pero si nos inclináramos como Michael Jackson y viéramos de nuevo el cuadro, pero de lado, entonces a nuestra vista todo estaría inclinado menos el cuadro, o si nos paramos de manos, la gente alrededor podría decir que estamos de cabeza, pero a nuestra perspectiva todos están de cabeza menos nosotros. En el espacio a escala dentro del sistema solar, se toma como referencia a el sol, como si él fuera el gran observador que nos ve a todos, así pues, si nosotros nos paráramos en el ecuador del sol y volteáramos a ver la tierra notaríamos algo curioso; solo alcanzaríamos a ver uno solo de los polos al mismo tiempo, es decir, o vemos el polo norte o vemos el polo sur, y esto dependerá de la época del año. Y como ya sabemos, el eje sobre el que rota la tierra va de polo a polo, aunque sea pequeña, a está inclinación le debemos muchas cosas, como los equinoccios, los solsticios, los cambios de horario, las noches polares, el sol de medianoche entre otras cosas.
Esencialmente todos los fenómenos antes dichos pueden entenderse mejor con un solo hecho consecuencia a esta inclinación del eje terrestre, ¡No siempre los días duran lo mismo que las noches! Uno pensaría que como un día dura 24 horas entonces lo normal sería que tuviéramos 12 horas de día y 12 horas de noche, pero esto solo ocurre en los equinoccios y cerca del ecuador, en realidad de ahí viene la palabra Equinoccio (noche igual) y es cuando el sol se encuentra en el punto más alto con respecto a nosotros en la tierra, puedes comprobarlo tú mismo, sal al patio y checa más o menos donde anda el sol (no lo veas directamente por el bien de tus ojitos) y notarás que no está justo encima de ti aunque sea medio día, pero si sales en un equinoccio (el próximo es el de primavera el 20 marzo) el sol se encontrará justo encima de tu cabeza, pero cuando no es fecha próxima a un equinoccio entonces día y noche no duran lo mismo, desde aproximadamente el 21 de marzo y hasta el 22 de septiembre los días son más largos que las noches en el hemisferio norte (el hemisferio donde está México) pero desde el 22 de septiembre y hasta marzo (aprox) las noches son más largas que los días, lo contrario pasa en el hemisferio sur. De aquí viene el cambio de horario, pues en horario de verano los días son más largos y adelantamos el reloj mientras que en horario de invierno que los días son más cortos atrasamos el reloj para aprovechar al máximo la luz solar. Ya que nosotros vivimos cerca del ecuador, el cambio en la duración de los días y de las noches no es tan drástico y pasa desapercibido, pero ¿sabías que hay partes en el mundo que se sumen en la oscuridad durante más de 24 horas? Así es, a medida que te acercas a los polos es más notorio cuando el día es más largo que la noche, tanto así que en los lugares dentro del círculo polar ártico y del antártico llegan a tener “noches polares” y “sol de medianoche” el primero llamado así porque durante un día o más no vez salir el sol, mientras que en el sol de media noche el sol no se oculta todo el día (a menos que este nublado), ¡Imagínate salir a la una de la mañana y encontrar a el sol en el firmamento! Claro, el tiempo que dura una noche o día polar varía dependiendo que tan profundo estás dentro del círculo polar. Si te construyeras una casita justo en el polo que más te guste, tanto las noches como los días ¡durarían seis meses! Pues al estar en uno de los polos la rotación de la tierra solo te haría girar sobre tu propio eje, como si te pararas y empezaras a dar vueltas para marearte, y para gozar de día y noche como normalmente sucede solo te quedaría el movimiento de traslación, por lo que un día y un año para alguien en algún polo sería lo mismo. Las noches y días polares, ocurren en los solsticios.
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Otro dato curioso y un fenómeno tan hermoso que le debemos a la inclinación de la tierra es el cambio de estaciones, como la dirección en la que está inclinada la tierra siempre es la misma y está no cambia a pesar de los movimientos de rotación y traslación entonces hay épocas del año en las que el hemisferio norte está más próximo al sol que el sur, y también hay otros donde el sur está más próximo al norte, está pequeña diferencia de distancia al sol presupone un cambio drástico en el clima, por eso cuando en el hemisferio norte es verano, en el hemisferio sur es invierno y viceversa, así que la próxima vez que te pongas a pensar que mientras tú estás en plena hora de trabajo, del otro lado del mundo es hora de dormir, también piensa que mientras sientes que te derrites por el calor, otra persona en el hemisferio contrario está temblando de frio.
Con todo esto que te acabo de contar, espero que la próxima vez que salgas a la calle, o al patio, no veas el sol de la misma manera, recuerda que en todas partes el universo nos oculta secretos, o cosas tan sencillas que vemos aquí pueden provocar grandes acontecimientos en otra parte del mundo, la próxima vez que veas un amanecer velo como un regalo, pues hay lugares donde el sol se oculta tanto tiempo que se le extraña o se queda tanto tiempo que se le detesta.
Oscar Romero es estudiante de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la carrera de Física, desde el 2018.
