Mientras se mantenga la estructura patriarcal de violencia basada en un complejo militar, financiero, investigativo y corporativo, nuestro mundo continuará con problemas de paz; sin embargo, no es utópico poder alcanzarla, porque a nivel mundial puede iniciar en casa.
Lo anterior de acuerdo con la investigadora del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias (CRIM) de la UNAM, Úrsula Oswald Spring, quien agrega:
“Los intereses han evolucionado y son diversos en el mundo; no obstante, están simplemente fincados en este tema de la violencia y en el manejo del control del poder político, económico, social y cultural”.
Esas estructuras patriarcales, explica la primera catedrática sobre Vulnerabilidad Social en la Universidad de las Naciones Unidas (UNU-EHS), son autoritarias, discriminadoras, explotadoras y violentas, y eso obviamente afecta a mujeres, hombres y a la naturaleza.
No hay que perder de vista que la desigualdad es importante en México y en el ámbito global como reto de paz, detalla a propósito del Día Internacional en la materia, dedicado al fortalecimiento de los ideales de la no violencia y alto al fuego, promovidos por la Organización de las Naciones Unidas, que se conmemora el 21 de septiembre.
Fin de la corrupción con transparencia
Quien fuera secretaria general del Consejo Latinoamericano de Investigación para la Paz (2002-2006), asegura que su propuesta consiste en securitizar la paz; es decir, asegurarla con consensos porque somos mayoría, la población representamos 99 por ciento frente al uno por ciento de los poderosos, y necesitaríamos dentro de estas coincidencias que se aceptaran reglas y restricciones, por ejemplo dejar de emitir gases de efecto invernadero, así como avanzar en el control de la violencia general y de género.
Me refiero a lo que llamo paz engendrada que, sin duda, se aboca al fin de la corrupción con transparencia y contraloría social, con especialistas y ciudadanos capacitados en conciliación de conflictos, enfatiza.
La también integrante del Panel Intergubernamental de Cambio Climático Grupo 2 y del World Social Science Report, destaca que se requieren políticas públicas que refuercen estas condiciones de securitización de la paz, pero al mismo tiempo esfuerzos a partir de lo civil, donde se intensifiquen las condiciones de supervivencia que existen en diferentes partes.
Educación constructiva y positiva
La población y las autoridades deben analizar, a partir de su trinchera, cuáles son los orígenes de la violencia para empezar a revertirlos a partir de ese momento. Por ejemplo, aclara, es falso que sea dominada siempre por un sesgo de género (masculino), porque “hay culturas completas que tienen varones totalmente pacíficos; se trata entonces de un problema de socialización”.
La expresidenta de la Asociación Internacional de la Paz agrega:
“Y justo eso es lo que promueven los psicólogos y especialistas actualmente con la niñez: educación constructiva y positiva para lograr y modelar el proceso de negociación, como un modelo de paz donde se erradique eso de ‘si te pegan, tu pega’. ¡No!, mejor empieza a negociar el conflicto que tienes y con esto puedes resolver los problemas con los cuales estarás expuesto a lo largo de tu vida”.
Al reflexionar al respecto la especialista expresa: ¿A qué nos llevaría?, a generar desarrollo con calidad de vida, un ambiente adecuado donde los conflictos ya no se resuelven mediante violencia, sino a través de negociación y donde logremos mayor solidaridad, ante los eventos extremos.
México tiene alto nivel de violencia física y un grado desconocido de violencia de género; no lo podemos negar, aunque es un país de solidaridad.
“Necesitaríamos robustecer institucional y políticamente este tipo de procesos de mayor cuidado: igualdad, equidad, para poder en un momento dado avanzar e incluir el tema ambiental que ha quedado muy rezagado en este momento para una paz sustentable”, finaliza Oswald Spring, también doctorada en Antropología Social de la Universidad de Zúrich.