Música

¡Que no pare de sonar la música!

Se dice que la música es alimento que nutre al alma; eriza la piel, provoca alegría, llanto, nostalgia, euforia.

Se dice que la música es alimento que nutre al alma; eriza la piel, provoca alegría, llanto, nostalgia, euforia. Las notas de una canción hacen que todos los sentidos se activen. Atrás de todo ello están quienes ejecutan o componen las melodías. Mujeres y hombres que, de manera profesional o por afición, se dedican a esta actividad.

Hoy buscan alternativas para sobrevivir y mantenerse vigentes en el gusto de su público, a través de los medios electrónicos y las diferentes tecnologías digitales, a la distancia, pero con la fortaleza para superar los retos. Aun cuando la pandemia y sus consecuencias limitaron las ejecuciones presenciales de música, esta manifestación artística está presente de una manera preponderante durante estos meses como una forma de afrontar el confinamiento y conectarse con otras personas, dijo José Wolffer, pianista y Director General de Música de la UNAM.

A propósito del Día Internacional del Músico, que se conmemora el 22 de noviembre, el fundador del Festival Radar y Festival de México, aseguró que ha quedado claro el alcance que tiene la música y cómo ha encontrado nuevos mecanismos y caminos para conservar el vínculo con los públicos.

“Esos escenarios, aunque sean virtuales y que difunden la actividad de los artistas, como lo hacemos con la OFUNAM, es algo que llegó para quedarse que si bien ya estaba presente hasta cierto punto, se ha intensificado notabilísimamente en estos meses”, indicó.

En nuestro país, dijo el artista, tenemos una tradición musical fuerte y potente que nos permite incidir en campos como el del canto, así como en el nivel de los instrumentistas y en la música popular.

“Hay que resaltar la fortaleza de las y los compositores mexicanos, tenemos una comunidad muy notable, con muchas propuestas, y muy propositiva que se labra ciertos espacios en la escena mexicana y en el exterior”, añadió.

De acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, en 2014 –el conteo más reciente en el que se incluyó a las personas que se dedican a esta actividad–, la población ocupada como músico en México correspondió a poco más de 126 mil personas; es decir, existe en promedio un músico por cada mil habitantes.

Su edad promedio es de 38 años. Por grupos de edad, destaca el de 45 años y más, con 32.7 por ciento, lo que no significa que sea una ocupación propia de la edad adulta, ya que 25 de cada cien músicos son jóvenes de entre 16 y 24 años.

Un dato importante que arrojó la encuesta es que 95 por ciento carece de acceso a instituciones de salud como prestación laboral.

No se vive de la música

Para José Luis Paredes Pacho, baterista y director del Museo Universitario del Chopo, no es posible vivir de la música económicamente, a menos que seas un ejecutante ya reconocido.

“Pero incluso ya con esa característica, las plataformas corporativas pagan muy mal; te va bien si eres connotado y tienes mucha visibilidad pero si no, es difícil como músico profesional o amateur, obtener notoriedad en tu trabajo”, indicó.

El también exdirector de la Casa del Lago “Juan José Arreola” y exbaterista del grupo Maldita Vecindad, lamentó la situación tan desfavorable en esta coyuntura de confinamiento pandémico.

En su oportunidad, el contrabajista Roberto Aymes, conductor durante 47 de los 61 años de existencia del programa “Panorama del Jazz” en Radio UNAM, indicó que para quienes trabajan de manera independiente como concertistas la situación es crítica.

“Además de nosotros, la música popular, y quienes se desempeñan en fiestas, centros y bares han estado lastimadísimos, pero si pusiéramos un tabulador de actividades musicales, el menos apoyado es el jazz, se ha subestimado y despreciado este género; por eso no existe ni siquiera una representación internacional de nuestro jazz, porque no se apoya”, apuntó.

Hay quienes piensan, que la cultura ni siquiera debe ser pagada, lo que consideró absurdo. “Los que vivimos de esto tenemos que vivir; una persona que hace arte, debería ganar lo mismo porque es una profesión, ganar lo mismo que un médico, arquitecto, ingeniero o bioquímico”.

José Wolffer agregó que en este Día del Músico, en el que su trabajo está en nuestros hogares a través de las redes y otras plataformas, debemos preguntarnos si habría manera de que tengan mejor recompensa por este trabajo. “La labor de muchos de esos músicos -a través de la plataforma de paga- no cuenta con una remuneración suficiente, como aquellas de distribución musical, solo los que convocan a mucho público se llevan una tajada importante, pero los músicos que no tienen ese tipo de protección obtienen beneficios módicos, absurdos: centavos”.

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