Uno de los mayores miedos que tiene el humano es morir sin haber hecho algo o suficientemente importante como para ser recordado para toda la eternidad, que algunos cientos de años después de desaparecer nadie ni nada quede para respaldar que alguna vez existimos en este mundo.
Preocuparse por la huella que dejamos y nuestro impacto en el mundo no es algo realmente sano y si bien no es malo aspirar a ser recordado en la posteridad no es algo que sea de lo más sano por la simple razón que no podemos controlar lo que sucederá en un futuro.
Un día simplemente puede desaparecer nuestro planeta y no quedaría nadie para recordarnos, tal vez algún día, algún día encuentre las sondas que mandamos al espacio y sepa que algún día existió un planeta llamado tierra abundante de vida y cultura, pero no quedaría constancia de cada uno de nosotros que hemos vivido en esta tierra.
Incluso si logramos hacer algo que perdure para posteridad ni siquiera tenemos la seguridad de que después de que muramos nuestra memoria y acciones sigan siendo recordadas como en verdad fueron, un claro ejemplo es el rostro de Miguel Hidalgo, todo mexicano conoce este personaje a quien llamamos “padre de la patria” e identificamos muy bien su rostro, pero la verdad es que la imagen que tenemos Miguel Hidalgo en realidad no es él, pues él murió antes de que lo lograrán retratar, pero México necesitaba una imagen patriótica por lo que algunos dicen que se retrató a un botánico Alemán y otros a un cura Austriaco que hicieron pasar por Miguel Hidalgo.
La historia está plagada de inconsistencias y cosas que no podemos estar seguros de que en realidad pasaron, el paso del tiempo ha funcionado como un teléfono descompuesto, cada generación, los hechos acontecidos en el pasado se van distorsionando más y la distorsión es más grande cuando no se tienen datos escritos en esos tiempos.
Huella en el tiempo
Incluso ahora que estamos rodeados de tecnología que nos puede ayudar a tener un registro fiel de los hechos, es susceptible a la interpretación que le da el historiador, y en un futuro se nos puede imponer una idea errónea de lo que en realidad fue, puede que dentro de 100 años se recuerde a Donald Trump como un héroe, así como se pinta a Porfirio Díaz como un gran villano. Como dijo George Orwell “Quien controla el presente controla el pasado, quien controla el pasado, controla el futuro”.
Por mucho que queramos trascender nunca podremos tener la seguridad de lo que pueda pasar en un futuro, que nuestras ideas se mantengan intactas o que el mundo no fuera aniquilado junto a toda la humanidad.
Si todos nosotros, todos los humanos nos extinguiéramos la vida no perecería en todo el planeta y puede que algún día dentro de varios millones de años surja una nueva forma de vida inteligente que se interese por el pasado de su planeta, en ese caso no es imposible que lleguen a detectar que alguna vez existimos, aunque después de mucho tiempo todo lo que creamos terminaría desintegrándose.
Algunas cosas y algunos de nosotros puede que lleguemos a fosilizarnos durante mucho tiempo, lo suficiente como para que nuestros restos sean descubiertos por esta nueva civilización, así tal vez puedan deducir una pequeña parte de lo que fuimos como sociedad y aprender de los errores que cometimos que nos llevaron a nuestra extinción, pero nuestros nombres, nuestras acciones, nuestros sueños y metas desaparecerían por siempre.
Por eso no es bueno obsesionarse con trascender, porque no importa que tan grande sea el acto que lleguemos a cometer o el sueño que realicemos, algún día eso se perderá, porque no hay manera de marcar al universo de por vida, es mejor disfrutar lo que tenemos y centrarnos en completar nuestras metas que logremos disfrutar en vida. Huella inborrable.
