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Un año más para The Doors

Ahora que le primer disco de The Doors cumplió años, recordamos qué es lo que lo hace tan popular.

La costa oeste de Estados Unidos se convirtió en el núcleo de la cultura hippie de los 60. Fue allí donde se formaron The Doors, banda imprescindible dentro de la historia del Rock, cuyo disco debut y homónimo cumplió años el pasado 4 de enero. Esta es una oportunidad para escribir sobre ellos y descubrir que no toda la psicodelia eran flores y colores, también tenía un profundo lado oscuro.

La anécdota es la siguiente: el músico Ray Manzarek se encuentra con el poeta Jim Morrison en Venice Beach. La universidad terminó, pero Morrison se había dedicado a escribir algunas canciones. Manzarek lo convence y él canta “Moonlight Drive”.

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Así iniciaron The Doors, inspirados en el libro The Doors of Perception de Aldous Huxley, cuyo origen está en unos versos de William Blake: “Si las puertas de la percepción se depurasen, todo aparecería al hombre como realmente es: infinito”. La primera alineación del grupo incluso grabó un demo, pero a principios de 1966 fueron descartados por Columbia Records con quienes tenían contrato por seis meses.

Se fueron quienes tenían que irse, pero también llegó alguien más y el grupo estaba listo: Jim Morrison (vocalista), Ray Manzarek (teclado), Roby Krieger (guitarra) y John Densmore (batería). Sus humildes inicios en el London Fog sirvieron para que el “tímido” Morrison fuera transformándose en el espectáculo que llegó a ser. Meses después, cuando The Doors ya eran artistas establecidos del Whisky a Go Go (en donde incluso compartieron escenario con Van Morrison), el presidente de Elektra Records, Jac Holzman, los vio y pronto se unieron a las filas de la disquera.

The Doors en Sunset Sound

Las grabaciones de su disco homónimo iniciaron el 29 de agosto de 1966 con Paul A. Rothchild encabezando la producción y Bruce Botnick como ingeniero de audio. Las sesiones fueron rápidas. Ray Manzarek recuerda en entrevista: “Todo nos tomó 10 días. ¡Pum! Estaba hecho. Estábamos fuera de ahí. ‘Light My Fire’ tuvo dos tomas. ‘The End’ tuvo dos tomas”

Rothchild recuerda a Morrison en el estudio: “Se llevaba la mano al bolsillo y sacaba un bonche de borradores con pequeñas notas, versos, y se les quedaba viendo, las arrugaba, las tiraba y terminaba cantando diferentes versos durante la canción”. El resto de The Doors funcionaba como si se tratara de una sola persona, de ahí que todo estuviera coordinado y fuera sencillo de grabar.

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(Foto: Don Paulsen/Michael Ochs Archives/Getty Images)

Recuerda que estamos en 1966 por lo que las grabaciones estaban aprovechando las únicas cuatro pistas disponibles en la cabina. Una pista para bajo y batería, otra para guitarra y teclado, una más para Jim y la cuarta para sobregrabar. El músico que más se benefició de lo anterior de Manzarek cuyo teclado Fender Rhodes simplemente no tenía la potencia de un bajo, para ello contrataron a Larry Knechtel, bajista de la Wreking Crew, cuya interpretación se colocó sobre las notas de Ray.

Dos momentos inolvidables sucedieron cuando The Doors trabajaban en “The End”: el primero fue cuando las luces del estudio se apagaron y sólo se encendió una vela. Jim Morrison realizó una de sus interpretaciones más increíbles en un ambiente casi místico. Previo a la grabación el cantante había tomado LSD que, si bien lo ayudó con ese tema en particular, pronto se convirtió en un problema. La sesión se interrumpió poco después.

Por supuesto que aquí no acaba la historia. Llevado por su novia a casa, Morrison seguía en el viaje de LSD por lo que insistió en volver. Y volvieron. Las historias aquí varían un poco, pero todas coinciden en algo, Morrison saltó la reja del lugar, irrumpió en el estudio y con un extintor desbarató todo el espacio en donde la banda tocaba. Hay quienes dicen que en su viaje pensó haber visto un incendio y buscó apagarlo. Otros dicen que sólo quería destruir. En ambos casos el resultado fue el mismo.

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Cuando encontraron una bota de Jim Morrison en el lugar de los hechos a la mañana siguiente todos sabían quién había sido el responsable, pero él parecía no recordar nada. Las personas de Elektra Records se hicieron cargo de los daños. Roby Krieger considera que ese fue un punto de quiebre para el vocalista: “Pienso que Jim [se dijo a sí mismo], ‘Si la libre con esto, puedo hacerlo con todo lo demás’”.

The Doors conquistan LA

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Aunque The Doors ya estaba listo en otoño del ’66 Jac Holzman lo detuvo para no ahogarlo en el mercado navideño. Sin embargo, tuvo un plan sin precedentes para el género: colocar un espectacular en Sunset Strip. “Ábrete camino con un electrizante nuevo álbum”, se leía en la publicidad que mostraba a los integrantes de la banda.

El 4 de enero de 1967 salió al mercado The Doors, disco de Rock Psicodélico que rápidamente empezó a escalar en las listas de popularidad. Mientras el grupo le hacía publicidad en televisión, el álbum recibía más y más adeptos, fue cuestión de tiempo para colocarse como el número uno en Estados Unidos.

“Break On Through (To the Other Side) fue elegida como el primer sencillo de The Doors. A pesar de ser un éxito en Los Ángeles, al sencillo no le fue muy bien en la radio nacional por lo que el grupo decidió lanzar “Light My Fire” en abril de 1967. El tema dura más de seis minutos así que fue recortado para los estándares de la radio; “Light My Fire” también conquistó las listas de popularidad.

¿Qué tuvo este disco que lo hizo conectar tan rápido con los escuchas y sigue, hasta la fecha, resonando en los oídos de los más jóvenes?

Psicodélicos y nocturnos

El sonido de The Doors era diferente al de sus contemporáneos en gran medida porque cada uno de sus miembros venía de tradiciones musicales diferentes: Manzarek tuvo una educación musical clásica; Krieger tocaba la guitarra eléctrica como si interpretara Flamenco; Densmore venía del jazz y Morrison estaba empapado de referencias poéticas.

“Todo estaba incluido, no pienso que tuviéramos un estilo”, dice Manzarek conversando con Craig Morrison, “Todos esos elementos se juntaron para crear las cosas que The Doors eran capaces de hacer”.

“Break On Through (To the Other Side), por ejemplo, combina la psicodelia con el Bossa Nova. La canción inicia con un ritmo de percusiones basado en el género brasileño mismo que también inspira el solo de teclado de Manzarek. “Soul Kitchen”, cuya letra está inspirada en una cafetería de cocina afroamericana que Morrison solía visitar hasta altas horas de la noche, es guiada por el sonido del teclado hasta llegar a la cúspide con un solo de Krieger.

La referencia de un manuscrito irlandés del siglo XII sólo podría venir de Morrison que tituló a esta canción de despecho: “The Crystal Ship”, la pausada y oscura atmósfera del tema pronto cambia cuando inicia “Twentieth Century Fox” que parodia al afamado estudio cinematográfico comparándolo con una mujer muy guapa pero encerrada en el superficial mundo de las apariencias.

El lado A de The Doors termina con “Alabama Song (Whisky Bar)” y “Light My Fire”. La primera es un cover de una canción escrita en 1925 por el dramaturgo Bertolt Brecht que tiene un sonido de cuerdas muy singular. Se trata de un marxófono, una cítara cuyo sonido se asemeja al de la mandolina.

Roby Krieger escribió “Light My Fire” ante el reclamo de Morrison de ser el único que escribía canciones en la banda. “Quería escribir algo más arriesgado,” platica Roby Krieger a Clash Music, “decidí que iba a usar cada acorde que conociera ¡y lo hice! Hay por lo menos 14 diferentes acordes allí”. Pronto el resto del grupo colaboró con letra o música, pero al final crearon un verdadero hit.

El lado B de The Doors inicia con un cover de “Back Door Man”, canción blusera escrita por Willie Dixon. Le sigue “I Looked at You” que está dentro de los temas más animados del disco y en cuya letra la voz lírica invita a otra persona a que le acompañe no sin antes confirmar que ya es muy tarde. “End of the Night” es una aletargada pieza de Rock Psicodélico cuyo origen también es literario, en este caso haciendo alusión a la novela Viaje al interior de la noche del francés Louis-Ferdinand Céline.

“Take It as It Comes” es una de mis canciones favoritas del álbum gracias a la interpretación de Ray Manzarek, el solo me es increíble y aunque es más condensado que otros solos más populares pienso que el Vox Continental suena fantástico. Ya te conté cómo se grabó “The End”, pieza que podría ponerse dentro de lo más alto del Rock Psicodélico. Con una duración de casi 12 minutos, esta travesía toma elementos del Raga Rock y el Spoken Word para crear una atmósfera onírica y oscura en donde uno termina hundiéndose.

The Doors para rato

Es interesante saber que The Doors en México son un gusto transmitido de generación en generación, no por nada es el país que más escuchas le aporta a la banda en Spotify. A la hora de revisitar The Doors de 1967 me preguntaba qué los hizo conectar con este público en particular.

Pienso por un lado que es un disco fácil de escuchar; a pesar de ser oscuro es capaz de transmitir fácilmente la vitalidad con la que la banda grabó y, por supuesto, está el factor de Jim Morrison y su magnética personalidad rebelde, algo que es fácil de conectar con los públicos más jóvenes. Ya habrá otra oportunidad de cuando vinieron a tocar a la Ciudad de México en 1969, eso sin duda tiene que ver.

Pero volviendo a 1967, lo que yo más disfruto de este disco son las interpretaciones de Ray Manzarek, a mi gusto se convierten en el esqueleto en donde se agregan el resto de los elementos que componen sus canciones. El ambiente dentro de The Doors generaba la libertad necesaria para improvisar, para que cada miembro luciera sus mejores cualidades y su álbum debut así lo demostró. Denle una checada a las versiones en vivo desde The Matrix, están disponibles en la versión Deluxe del 50 aniversario.

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