En este espacio musical somos abiertamente fanáticos del Funk, y si tú disfrutas de este género con la misma pasión, seguro te sonará el nombre de Funkadelic, banda que, junto con Parliament marcó la ruta de cómo sonaría este género durante los 70. Aprovechando que el tercer disco de esta agrupación, Maggot Brain, acaba de cumplir 50 años hace unos días es momento de reescucharlo cómo se debe.
Antes del Funk estuvo el Doo-Wop, George Clinton, quien es considerado el líder de las bandas ya mencionadas, tenía un quinteto llamado The Parliaments que batalló durante los 60 para lanzar algún hit que escalara en las listas de popularidad. Cuando finalmente lo lograron, su sello discográfico, Revilot Records, entró en bancarrota y los derechos de la banda fueron vendidos a Atlantic Records.
Clinton no quería tener nada que ver con Atlantic, tampoco podía usar el nombre de su viejo grupo y estaba interesado en el sonido efervescente de la psicodelia de finales de los 60… La solución: algunos ajustes y un nuevo nombre. Clinton había conseguido un grupo de músicos de acompañamiento para las giras de The Parliaments así que lo que ideó fue ponerlos como la banda principal y dejar al grupo de Doo-Wop como “invitados”.
La alineación principal quedó así: Eddie Hazel en la guitarra, Billy Bass Nelson en el bajo, Tawl Ross también en guitarra y Tiki Fulwood en la batería más los cinco miembros de la banda original: George Clinton, Clarence Haskins, Calvin Simon, Ray Davis y Grady Thomas, todos como vocalistas.
La nueva banda dejó la ciudad de Nueva Jersey y se mudó a Detroit en donde compartió escenarios con bandas como The Stooges y The MC5; fue Billy Bass quien acuñó el nombre de Funkadelic. En 1968 firmaron contrato con Westbound Records, una disquera local con la cual siguieron trabajando hasta 1976. Pero no sólo hubo un cambio de nombre, la fundación de Funkadelic también implicó un nuevo sonido inspirado en el Rock Psicodélico, las guitarras distorsionadas y las letras de la contracultura.
Su primer disco, grabado entre 1968 y 1969, tuvo una profunda inspiración en el estilo de Jimi Hendrix, Vanilla Fudge y Sly Stone. Funkadelic (1970) dotó al Funk de las distorsiones sonoras propias de la psicodelia y las exploraciones cósmicas del Acid Rock; los coros de Soul se fusionaron con solos alucinantes y efectos de sonido traídos del espacio. Clinton y los muchachos volvieron al estudio ese mismo año y tan sólo unos meses después publicaron otro disco: Free Your Mind… and Your Ass Will Follow (1970).
El disco que escucharemos hoy comenzó a grabarse a finales de 1970, en lo que sin duda fue un año sumamente productivo para Funkadelic. Los músicos ya mencionados junto con algunos más como el tecladista Bernie Worrell se dieron cita en los estudios United Sound Systems y pronto comenzaron a grabar.
Eddie Hazel imagina a su madre muerta
Las grabaciones de Funkadelic eran intensas. De acuerdo con los propios involucrados, sus primeros discos fueron interpretados con cada miembro experimentando un estado alterado de consciencia gracias a una potente dosis de LSD. Free Your Mind… and Your Ass Will Follow, por ejemplo, se grabó en un solo día en medio de un loco viaje ácido.
Maggot Brain tomó más tiempo en grabarse pero el LSD no faltó. De los músicos en el estudio, Eddie Hazel y Billy Bass eran los que más tiempo llevaban colaborando juntos y es el bajista quien describió el estilo musical de su amigo conversando con PopMatters: “Una vez que Eddie empezó a escuchar a Jimi encontró su nicho. Inmediatamente me dijo algo como: ‘Carajo, Bill, ¡yo puedo hacer eso! ¿Tú puedes tocar esa mierda en el bajo, cabrón?’ y yo dije algo como ‘Hey, hermano, supongo que tendré que hacerlo’”.
Jimi Hendrix murió el 18 de septiembre de 1970, justo cuando Funkadelic trabajaba en Maggot Brain. Para Eddie la muerte de su ídolo fue un balde de agua fría pero también la posibilidad de tomar la antorcha y convertirse en el siguiente guitarrista afroamericano cuyas interpretaciones lo colocaran en el panteón de los mejores guitarristas de la Historia.
Y así fue: el solo de Eddie Hazel que se escucha en la primera canción de Maggot Brain está más allá de cualquier descripción. Pero ya llegaremos a ello. La anécdota es la siguiente: todos estaban ahogados en un mar de LSD y a George Clinton se le ocurrió rodear a Eddie con amplificadores pidiéndole que tocara. Clinton tenía en mente algo triste, desolador y serio. Lo que sucedió después lo cuenta en su libro autobiográfico:
“Eddie y yo estábamos en el estudio, viajando como locos pero intentando concentrarnos en nuestras emociones. Le dije que tocara como si su madre hubiera muerto, que imaginara el día, cómo se sentiría, cómo le daría sentido a su vida, cómo mediría todo lo que estaba dentro de sí mismo para liberarlo a través de su guitarra.”
“Supe inmediatamente que entendió lo que quería decir. Podía ver las notas de su guitarra estirarse como una telaraña de plata. Cuando comenzó a tocar el solo supe que era más que bueno, no sólo una virtuosa muestra de maestría musical sino incluso un momento de emoción sin precedentes en la música pop”.
Aquella tarde de excesos el resto de Funkadelic acompañó con otros instrumentos a Eddie Hazel pero cuando George Clinton estaba trabajando en la mezcla final decidió bajarle el volumen a cualquier otro sonido que no fuera el de la guitarra de Eddie. Algunos efectos y listo: la guitarra chillante y distorsionada estaba lista.
Funkadelic se estrenó el 12 de julio de 1971. Fácilmente se colocó entre los primeros 20 lugares de la lista de popularidad de R&B. El problema fue que se trata de un disco difícil de digerir: las estaciones de radio blancas no lo ponían por ser obra de negros y las estaciones de radio negras no lo ponían porque sonaba muy blanco. Por si esto no fuera suficiente el sonido del propio álbum alejó a muchos porque simplemente era demasiado intenso y fuera de lo común.
Maggot Brain, el disco
La portada es impactante. Una mujer de afro envidiable asoma la cabeza entre la tierra, podría estar gritando o cantando. En la contraportada está la misma tierra pero ahora sólo queda una calavera. Dentro del disco hay un mensaje de la Iglesia del Proceso del Juicio Final (conocida por sus mensajes satánicos) que dibuja una escena apocalíptica ligada al miedo.
La primera pieza lleva el nombre del disco e inicia con un cósmico monólogo de George Clinton, el resto de los 10 minutos que dura la canción escuchamos el lamento eléctrico de la guitarra de Eddie Hazel en el que ha sido catalogado como uno de los mejores solos de todos los tiempos: es alucinante, desoladora y hace un recorrido lastimoso capaz de hacer temblar las fibras del escucha.
Después de “Maggot Brain”, el Funk de “Can You Get to That” se convierte en una bocanada de aire fresco entre lo oscuro: la guitarra acústica despreocupada, los emotivos coros de Soul la convierten en una de las canciones favoritas de la banda. El Funk más contagioso sigue con “Hit it and Quit it” en donde el lado eléctrico de las guitarras de Funkadelic se combina con una estupenda interpretación de Bernie Worell en el teclado (¡es uno de los mejores solos de Funkadelic!)
Las canciones que sirven como puente entre el lado A y el B, “You and Your Folk, Me and My Folks” y “Super Stupid” son un buen ejemplo de las exploraciones sonoras de Funkadelic: la primera es mucho más Soul y líricamente está cargada al tema social mientras que la segunda es un viaje psicodélico electrificante basada en una extraña anécdota que involucra probar un estupefaciente de manera equivocada.
Pero la estrella del lado B es “Wars of Armageddon”, otra canción extensa de casi 10 minutos. La mejor manera de describirla es como un collage en donde conviven grabaciones de protestas, efectos sonoros cada vez más raros, los instrumentos de cada miembro del grupo y las irreverentes letras características del grupo; el tema es muy intenso y tiene un abrupto cierre. Miles Davis quedó tan impresionado con lo que había escuchado que incluso invitó a Tiki Fulwood a colaborar con él. Escuchemos:
Funkadelic desde la distancia
Maggot Brain es un álbum ruidoso, desgarrador y sumamente intenso. Posiblemente el disco más denso de los que hemos escuchado en este espacio: uno que habló de oscuridad, violencia y muerte desde el erotismo intrínseco y contagioso del Funk. Si bien ya hemos escuchado discos de The Doors y Donovan que demuestran el lado más oscuro de la psicodelia, lo hecho por Funkadelic los supera desde su propia trinchera.
Años más tarde, George Clinton escribió sobre la importancia de este disco: “Maggot Brain estaba llegando a lugar a donde otros grupos Negros no, hacia preguntas sobre si Estados Unidos seguía en el camino correcto o si las promesas de finales de los 60 se habían evaporado completamente”.
Discos como éste sólo suceden una vez. Poco después de terminarlo los miembros principales de la agrupación se dispersaron por variados motivos, y aunque el colectivo P-Funk de George Clinton siguió escalando durante el resto de la década, ninguno de sus álbumes posteriores alcanzó las alturas del tercer disco de Funkadelic. Eso es un gran motivo para darle una oportunidad.