Lo ocurrido ayer en el Capitolio de los Estados Unidos, sede de las dos cámaras del Congreso, no fue un intento o golpe de Estado, sino una insurrección, alzamiento o rebelión social en contra del Estado y la democracia, mediante una movilización violenta, con acciones ilegales en contra del recinto y los legisladores, para interrumpir el proceso de certificación de Joe Biden como presidente electo de ese país, coincidieron en señalar académicos de la UNAM.
Estefanía Cruz Lera y Juan Carlos Barrón Pastor, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), así como Alejandro Chanona Burguete, académico de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), refirieron que se trató de un atentado a los valores democráticos estadounidenses, un ataque simbólico al Poder Legislativo.
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En la conferencia de prensa a distancia ¿Golpe de Estado en EU?, los universitarios también destacaron que a partir de la llegada de Biden a la Casa Blanca, el próximo 20 de enero, el gobierno mexicano enfrenta el reto de la relación diplomática con el vecino país del norte, y deber estar atento en cómo planteará una estrategia de reconciliación con la nueva administración, la protección de los mexicanos en aquel territorio y ampliar la cooperación a temas más allá de los tradicionales. La relación entre ambas naciones es nodal y hay asuntos pendientes que requieren cooperación y acciones concretas, como la migración.
Estefanía Cruz afirmó que durante los días que faltan para llegar a la transición, el futuro probable del actual presidente de la Unión Americana podría ser intentar reducirle su margen de acción, como ocurrió con el bloqueo de sus cuentas de Twitter y Facebook. No obstante, hay que recordar que aún es el comandante en jefe del ejército estadounidense y todavía puede desplegarlo, tiene arsenal nuclear, o pasar órdenes ejecutivas, aunque pueden ser bloqueadas por el Congreso. “Son 13 días en los que hay que mantener vigilado a Donald Trump”.
Para la experta podría haber réplicas de los acontecimientos de ayer, porque grupos como los nacionalistas blancos están en la vida de EU, y tienen demandas que van más allá de la administración que está por concluir. “Seguirán existiendo y ejerciendo terrorismo doméstico, con y sin Trump, porque lo que él hizo fue envalentonarlos, hacerlos visibles en la esfera pública y ahora vemos las consecuencias, con la toma del Capitolio”.
La pandemia, continuó, provoca situaciones apremiantes en la salud y la economía de los estadounidenses, por lo que la agenda de Biden se dirigirá a solucionar este contexto inmediato. Con el Congreso de su parte, pensará en el presupuesto para vacunación, por ejemplo. Una vez que eso se solucione, se podrán ver reformas propuestas, entre ellas, la migratoria o la transición energética.
En tanto, Chanona Burguete expuso que Trump ha quedado aislado con un grupo radical, y el Partido Republicano lastimado, por lo cual deberá hacer un corte de caja y ver el saldo negativo; ahora, esa agrupación política enfrenta el desafío de reinventarse y prescindir de una figura tan radical y de confrontación como la del actual presidente. “Haber lastimado la casa del pueblo, la sede del Congreso, abrió una herida muy importante para la reflexión de la clase política”.
Estimó conveniente llamar la atención sobre el futuro del sistema electoral estadounidense, toda vez que la impugnación o negacionismo de Trump visibilizó que es disfuncional por su heterogeneidad y porque no tiene un instituto electoral federalizado. Queda por saber cuáles serán las reformas por venir para fortalecer la democracia de aquel país.
Será relevante, prosiguió, que a partir de la toma de protesta de la administración Biden se establezca un mecanismo de estrategia regional para atender temas de amenazas, riesgos y oportunidades comunes entre México y Estados Unidos, como el futuro del T-MEC, de la migración o la cooperación en materia de seguridad. La agenda entre ambas naciones será triplemente importante a partir del 20 de enero, así como inevitable construir una relación fluida y sólida con el nuevo presidente norteamericano.
Juan Carlos Barrón Pastor destacó: el acto violento de ayer es ilegal, y pone al grupo que lo perpetró en el terreno de las acciones criminales. Fue un performance trágico que provocó pérdidas humanas y que pone en entredicho el funcionamiento de la seguridad.
El “trumpismo” seguirá, y en el republicanismo es posible que veamos una escisión “como síntoma de la pobreza del discurso político estadounidense en este momento, y en particular dentro de la esfera de influencia republicana”, opinó el universitario.
Al concluir, manifestó su preocupación porque las expectativas que se tienen para Biden y su equipo son muy altas, de ahí la necesidad de estar listos para un desencanto; además, aflorará la tensión en el Partido Demócrata que se guardó bajo el tapete en este periodo. “Si Estados Unidos logra avanzar, se podrá ayudar a otras naciones a imaginar maneras más interesantes de lidiar con los problemas y no regresar a fórmulas ya vistas que, entre sus consecuencias, traen a personajes como Donald Trump”.