Las cosas por limpiar, titulada originalmente como Maid, es una de las miniseries que han ocupado los primeros lugares de popularidad en la plataforma de entretenimiento de Netflix; la serie aborda un fragmento de vida de una joven madre que en busca de la felicidad y estabilidad para ella y su hija tras sufrir violencia doméstica, vive una serie de vicisitudes que la llevarán a recorrer un largo camino, mismo que seguramente han recorrido miles de mujeres en el mundo, para poder proveer a sus hijos económica y emocionalmente tras una ruptura.
Estrenada el pasado 1 de octubre se trata de una serie basada en hechos reales. La historia se inspira en los eventos que le ocurrieron a Stephanie Land, una escritora que relata de manera muy peculiar cómo logra salir adelante junto con su pequeña hija, esto, tras salir una noche de la casa en que habitaba con el padre de su hija, misma que decide abandonar luego de ser testigo de los arranques iracundos de su entonces pareja, con quien comparte únicamente una historia familiar de violencia desmedida.
La protagonista real de esta historia, Land escribió un libro que pronto se convirtió en un bestseller llamado “Maid: hard work, low pay and a mother’s will” (Sirvienta: trabajo duro, bajo salario y la voluntad de una madre) el cual se lanzó en 2019, sin duda una historia llena de heroísmo y lucha constante misma que fue adaptada por Netflix convirtiéndose en la exitosa producción que ha cautivado a miles de suscriptores. En la historia original la autora narra cómo quedó embarazada y sus condiciones laborales precarias que atravesó mientras trabajó como empleada doméstica.
En la serie, la protagonista lleva el nombre de Alexandra a quien da vida la actriz Sarah Margaret Qualley, se trata de una madre soltera que lucha para ponerse a salvo a sí misma y a su hija, pues su esposo es un hombre abusador, pero el esposo no es el único que abusa de Alex, en su entorno se presentan miles de abusos que aderezan su lamentable entorno, el cual ella trata de abrillantar a diario a través del esfuerzo constante. Además la serie deja ver no solo el maltrato por parte de una pareja sino el abuso general de una sociedad que aún sigue resistiéndose a ser empático y solidario con las mujeres que atraviesan por ese cáliz.
Sensible, única, y llena de fortaleza Maid debería ser vista por toda mujer que necesite una esperanza de que algo bueno pasará, la actriz refleja la desesperación que puedes llegar a sentir cuando no puedes proveer a un hijo de vivienda digna, alimento y lo peor estabilidad emocional; muchas son las escenas destacables de este excelente trabajo; en pequeñas digitalizaciones, hay ciertas escenas que más de una vez nos han parecido familiares, como cuando Alex carga de gasolina su auto y se ve en la necesidad de pedir tres dólares prestados para poder avanzar, mientras su hija no sabe que es lo que pasa, pues mamá siempre se esfuerza por pintarle otro mundo a la pequeña Maddie.
La serie también deja ver la ineptitud y desigualdad que existe muchas ocasiones en la ley, en materia de género, pues entre muchas otras cosas, Alex es obligada a dejar de ver a su hija a través de una corte por no cumplir con ciertos requisitos de “buena madre”, sin duda una de las mejores series de esta plataforma que coloca su granito de arena para que quizá algún día puedan reformularse las leyes en material de género y ayudas reales a madres solteras, quienes aún deben soportar el peso e interrogantes absurdas. En 10 episodios, podemos ver cómo la protagonista se esfuerza constantemente, nunca cayendo en el victimismo y siempre perseverando y siendo paciente.
Según datos de la ONU Mujeres, a nivel mundial el 35 % de las mujeres ha experimentado alguna vez violencia física o sexual por parte de una pareja siempre culpabilizando a la propia mujer por esa violencia, que va desde física hasta patrimonial, psicología y espiritual. En México aún muchas “Alex” en la lucha por mejoras para ellas y sus hijos, hace ya varios años forme parte de un grupo de ayuda por violencia, dentro de los programas de Gobierno de la CDMX, que en lo particular fue parte del inicio de mi reconstrucción, de inicio había todo tipo de pretextos, pero tal y como relata la serie “si quieres puedes”, y es que uno de los grandes impedimentos para las madres solteras siempre será la economía y el tiempo, se carece de ambos cundo no has aprendido a reordenarte.
Alex es el ejemplo claro de cómo es que se las ingenia una madre que ha decidido desechar la violencia de su vida, para proveer a sus hijos de lo necesario para sobrevivir. Por otro lado la serie realiza una fotografía perfecta de los grupos de ayuda existentes en el mundo, donde varias mujeres comparten sus historias y logran visibilizar y reconocer el tipo de violencia que han sufrido, durante años, en ocasiones no solamente de sus parejas sino de sus padres o empleadores.
Al ver esta serie no puedes evitar llorar, sabiendo que ni la ley, y en su gran mayoría de empleadores entienden las circunstancias que implica la crianza responsable pero el mayor mensaje es el de esperanza, es el de saber que cuando una mujer resurge de ese círculo vicioso, siempre siempre extiende sus alas, y de ser oruga se vuelve mariposa, volviéndose ejemplo para quienes le siguen en el camino. Algunas tardan en florecer, pero con voluntad casi todas lo logran. Dentro de la oscuridad siempre hay luz, y muchas veces esas lucecitas son las compañeras de grupo, para mí una de ellas fue Sofía Domínguez, quien con elocuencia y en medio de su dolor siempre nos abrió su corazón.
Madre de dos hijos, excelente hija y nieta, y mejor amiga, así como Alex obtuvo al final de la serie su beca para estudiar en una prestigiosa universidad, siendo madre, hoy Sofí, después de su infierno, pero tras su trabajo constante y paciencia, logró obtener su pase para ir a trabajar a Canadá, donde seguramente esbozará esa enorme sonrisa que le caracteriza, esa que siempre salía aun cuando las lágrimas rodaban por sus mejillas cada que pensaba como iba a sobrevivir al caos de la violencia.
Gracias Tío Netflix por traernos esta serie que dignifica a todas las “Alexs” del mundo, por todas las “Sofis”, por ti, que crees que ya no hay esperanza, sí la hay, sigue caminando, toma descansos, pero no dejes de andar, porque subir la cima cuesta pero vale la vida, porque por salir adelante con nuestros hijos podemos limpiar pisos, limpiar jardines, limpiar retretes, limpiar el alma pero “jamás volveré a limpiar vidrios del cabello de mi hija”, porque “Nuestro lugar es un hogar, porque nos amamos en él” y porque detrás de cada ser que nos tiende la mano, incluso para emplearnos, esta Dios, esta la gran lección.
