El arte no tiene la culpa y Maradona hacia arte con el balón en sus pies.
Por eso la Cancha permanece pulcra, ahí el Diego se fugaba de sus excesos, ahí el Diego era la mano de Dios, aunque fuera de ella fuese la del mismo demonio.
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El arte no tiene la culpa… Y así como el Réquiem de Mozart no refleja los excesos del prodigio musical, y es capaz de llevarnos al cielo con sólo escucharlo.
Asimismo, el recuerdo de aquel maestro Diego y su orquesta argentina de 1986 nos seguirá llenando de emoción y odio.
Emoción por la oda futbolística que nos regalo en esa copa mundial… Y odio por cómo terminó por sus malas decisiones el que fuera ídolo del mundo.
Pero quien soy yo para juzgar a nadie…
El arte no tiene la culpa y siempre lo he dicho: “De lo malo, lo bueno”.
Y el recuerdo que me quedo es el de la ilusión de mi padre enseñándome videos de sus los años gloriosos del Diego cuando yo apenas era un niño… Ahí, ahí estabas tu Maradona, tus goles, tu magia, tu inteligencia en la cancha, tu pasión…
Ahí no hay demonios, no hay drogas, no hay escándalos. Solo la armonía de un hombre y su hijo, enmarcados por un balón de fútbol.
Por tu arte, los recuerdos, la pasión… Gracias Diego.
Atte Pibe