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Ser niño en México

Por: Redaacción

El día del niño es una fecha para celebrar, incluso si no tienes un hijo, muchos adultos se ponen nostálgicos evocando su infancia con alguna fotografía que durante este día es publicada en redes sociales o cualquier medio que sirva para mostrar cómo se veían de infantes, sin embargo, no para todos es la mejor etapa, y un gran número de niños en nuestro país deben enfrentarse a muchas dificultades para llegar a la edad adulta así lo relata la asociación Humanium, quien muestra detalladamente algunas de las problemáticas más frecuentes de los niños mexicanos.    

Cabe destacar que México es uno de los países más poblados de América Latina, debe enfrentarse a muchas dificultades. Los cambios demográficos del país son tales que casi la mitad de la población tiene menos de 20 años. Por lo tanto, la inversión en los derechos humanos del niño es insuficiente y muchos de estos derechos no son respetados.

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La mitad de la población mexicana vive por debajo del umbral de pobreza. Esta alarmante cifra pone de manifiesto las profundas desigualdades sociales arraigadas en el país. La riqueza del país no se distribuye uniformemente, y esto divide al país en dos: por un lado, los estados más pobres; por el otro, los más ricos.

Niños viviendo en pobreza

Se calcula que una cuarta parte de los niños mexicanos viven en la pobreza. Estos niños se enfrentan a muchos problemas para que sus derechos se cumplan. Para ellos, el acceso a la educación, a la salud y la vivienda es muy complicado.

La pobreza, que afecta a gran parte de la población, explica el motivo de la alta tasa de trabajo infantil. Cerca de 3,5 millones de niños mexicanos trabajan, ya sea como portadores de madera o cemento, o como servicio doméstico. Estos niños, a menudo explotados y que cobran menos que un adulto por realizar la misma tarea, trabajan en condiciones difíciles y ponen en riesgo su salud día tras día.

Trabajan durante todo el año o solo durante la temporada de cosecha, y muy pocos están escolarizados. De hecho, aportar un salario a sus padres es más importante que recibir una educación, algo que para ellos solo representa un gasto.

Pese a que la esperanza de vida de los mexicanos es prácticamente igual a la de los europeos, el sistema de salud mexicano tiene carencias. La calidad de la atención sanitaria y del personal varía en función del sector médico (medicina pública o privada). Así pues, los niños mexicanos pobres solamente tienen acceso a cuidados muy básicos, a menudo ineficaces contra algunas de las enfermedades que pueden contraer.

El indicador más alarmante relacionado con la salud de los niños es la presencia del SIDA, que afecta a un 0,2% de los niños. Se estima que cada año nacen unos 250 niños con SIDA. La transmisión de madre a hijo, desgraciadamente, suele ocurrir con más frecuencia entre la población pobre. La falta de información sobre la transmisión del virus impide la erradicación de este fenómeno.

A menudo, viviendo en la pobreza, los niños mexicanos son vulnerables a maltratos, tanto en el entorno familiar como en el escolar. La violencia escolar tiene graves consecuencias, ya que empuja a los niños a abandonar la escuela para empezar a trabajar.

Además, los niños de la calle también son víctimas de la violencia, ejercida por las personas para las cuales trabajan o por los traficantes que los explotan. En México la educación es obligatoria hasta los 14 años. Sin embargo, el 15% de los niños empiezan a trabajar a los 12 años. Por lo tanto, a pesar de los esfuerzos reales del gobierno para conseguir que el 100% de los niños estén escolarizados, la calidad de la enseñanza deja mucho que desear e impulsa a los niños a abandonar la escuela.

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Por otra parte, las desigualdades sociales se reflejan en las aulas. Los niños del norte, procedentes de familias ricas, podrán acceder fácilmente a universidades privadas, mientras que los niños del sur, procedentes de familias pobres, no tendrán esta posibilidad y a menudo incluso abandonarán la escuela. Por último, a pesar de la inversión de fondos en el ámbito de la educación, los niños mexicanos son los que sufren las peores condiciones educativas en comparación con las de los niños de otros países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.

Además los matrimonios infantiles son muy comunes en México. Se calcula que más de un 20% de las niñas se casan antes de los 18 años, mientras que la edad legal para contraer matrimonio en México, como en muchos otros países, es de 18 años. Sin embargo, los adolescentes pueden contraer matrimonio antes de esta edad si tienen la autorización de sus padres. A menudo son los propios padres los que conciertan el matrimonio sin el acuerdo de los futuros novios. Estas uniones suelen tener graves consecuencias sobre la salud de las niñas, que todavía no entienden las consecuencias que conlleva el matrimonio.

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